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En el Día Internacional de la Creatividad e Innovación, el representante del Consorcio Science Up fue a los estudios de Radio Usach y Santiago Tv para comentar cómo se aborda este desafío en las facultades de ciencia.

El Administrador del Proyecto Science UP en la Universidad de Santiago de Chile, Adolfo Ocaña, asistió el 21 de abril de 2023 al programa radial “Enlace Usach”. Esta entrevista se gestó en el marco del Día Internacional de la Creatividad e Innovación, celebrado por primera vez en esta casa de estudio, en la cual logró abordar las diferentes aristas que tiene esta iniciativa Ciencia e Innovación 2030.

“Este es un proyecto bastante particular, porque está diseñado específicamente para desarrollar emprendimiento en la universidad”, para lo cual destacó las estrategias que hoy se implementan en la Facultad de Ciencia y la Facultad de Química y Biología que son parte del Consorcio en la Usach.

En esta conversación con el periodista Rodrigo Alcaíno, el Administrador del Proyecto logró difundir los objetivos del Consorcio, su dinámica de trabajo y que es lo que busca aportar a la comunidad estudiantil en las tres universidades que lo conforman: Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Universidad Católica del Norte y la Universidad de Santiago.

“Nosotros estamos trabajando para desarrollar en las y los estudiantes competencias emprendedoras” destacó, mencionando que tres capacidades que se buscan desarrollar: identificación de oportunidades, atraer a sus proyectos los recursos valiosos (monetarios y no monetarios), y el liderazgo; las cuales se abordan en su programa para estudiantes que comenzó a impartirse en abril: Growing Up! Cuéntanos tu idea.

Vincularse con el entorno socioeconómico estrechando lazos con los egresados, construir una comunidad donde las mujeres puedan desarrollarse en igualdad de condiciones para que el país aproveche ese potencial y hacer las adecuaciones curriculares necesarias para potenciar a largo plazo la formación de las competencias emprendedoras de las y los estudiantes y las generaciones futuras; fueron parte de las estrategias descritas.

“La idea es que el conocimiento generado en las universidades potencie el desarrollo del país a través de su traducción en nuevas innovaciones, nuevos negocios, nuevas empresas”, señaló, destacando el caso de Pablo Zamora, egresado de la Facultad de Química y Biología que fundó Not Company, que hoy es parte del Comité estratégico del Consorcio.

“Estamos ahora justo a la mitad de la implementación de este proyecto, que contempla tres etapas. La primera principalmente fueron visitas a las universidades del extranjero para obtener buenas prácticas” señaló, describiendo cómo a partir de esta experiencia se desarrolló un plan estratégico para la segunda etapa con mira al 2030, la cual se está implementando desde 2021 y que ahora está en revisión para continuar por tres años más, para luego comenzar una etapa de consolidación.

Con la esperanza de involucrar más a la comunidad académica, estudiantil e incluso la funcionaria en los proyectos de innovación, el nuevo Vicerrector de Investigación, Innovación y Creación de la USACH se suma al Consejo Consultivo de Science Up.

Desde el 2022, el académico de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), Dr. Jorge Pavéz, asumió como la máxima autoridad de la actual Vicerrectoría de Investigación, Innovación y Creación (VRIIC) de esta casa de estudios, integrándose también al Consejo Consultivo del Consorcio Science UP.

En su calidad de Vicerrector de la VRIIC USACH, hoy es uno de los máximos líderes del consorcio en la universidad, luego del Rector Vidal. Responsabilidad que lo llevó en enero de 2023 a participar del Encuentro Anual del Consorcio, donde se evaluó no solo la gestión del segundo año de la etapa de ejecución de este proyecto Ciencia e Innovación 2030, sino también en el que se trazaron las líneas de acción para este nuevo año.

¿Cuál cree que es el mayor aporte del Consorcio Science UP a la USACH?

Desde mi perspectiva, los proyectos estratégicos deben procurar desarrollar nuevas capacidades que le permitan a la institución y a sus actores actuar de forma conectada y articulada frente a las nuevas dimensiones que fuertemente nos solicita la sociedad integrar, como la perspectiva de género, la transferencia, la innovación social y científico-tecnológica; son los puntos de inspiración para estos proyectos.

Science Up sin duda está empujando en la misma dirección que los programas de la VRIIC, por eso nosotros nos sentimos beneficiados. Al principio es un pequeño cambio de timón, pero a mediano y largo plazo, esa variación se transformará en un enorme cambio.

¿Qué le parece que las tres universidades que son parte del Consorcio subieran en el ranking del Estudio Gea Universitas?

Sin duda que las tres universidades hayan avanzado en este ranking, en gran parte, se debe a estos proyectos de gran envergadura que hemos logrado en el último tiempo, porque si uno mira en detalle las cifras, en cuanto a la primera dimensión sobre generación de conocimiento, estas universidades se han mantenido. El impacto fuerte está en la tercera dimensión: transferencia e innovación.

Por ejemplo, la USACH en la dimensión de transferencia e innovación obtuvo 11,5 puntos, y la Pontificia Universidad Católica, que está en un puesto sobre nosotros, tuvo 12,6. Estuvimos muy cerca y más cerca aún de la Universidad de Chile, que tuvo 11,9.

No obstante, sabemos que existen diferencias entre estos dos planteles y nosotros, en cuanto a los recursos que manejan, su masa crítica de investigadoras e investigadores, cantidad de centros, cantidad de programas de postgrado, etc. Sin embargo, a la hora de las mediciones, estamos muy cerca. Más allá del resultado final del ranking, es importante ver que hay más abajo de estas mediciones.

¿Cuáles son los desafíos para las facultades de ciencia este 2023?

En el equipo central de gobierno de la universidad, vemos que hoy en día en términos del impacto de la ciencia y de la transferencia de la innovación de base científica, nuestras facultades e instituciones tienen el gran desafío de potenciar lo que se ha hecho. En algunas líneas estamos entrando en etapas de consolidación y es posible potenciar esos desarrollos, para ello el desafío fundamental en este campo es desarrollar más y mejores grados de vinculación entre los actores del ecosistema de I+D+i+c.

Cómo vincular al estudiante e investigador, que están desarrollando una interesante e insospechada investigación. Cómo vincular esa investigación y a estos actores con una problemática, una necesidad social, una necesidad tecnológica. Ahí es donde entran estos proyectos tan importantes, que van incorporando estos elementos en la cultura de la investigación, que hacen y propician esta vinculación, esta visualización del ecosistema de investigación, transferencia e innovación.

¿Cómo visualiza el apoyo del consorcio a la comunidad este 2023?

La Dirección de Innovación y Emprendimiento de la Vicerrectoría (DINEM), está llevando adelante iniciativas en un terreno extremadamente fértil respecto a años anteriores, porque están estos dos proyectos, Ingeniería 2030 y Science UP, que están empujando fuertemente la innovación. Esta alianza virtuosa está dando resultados magníficos. Si hubiéramos seguido solos, el resultado no habría sido el mismo.

Es necesario avanzar en el desafío de incorporar mayormente a los investigadores y a los académicos a estas iniciativas, porque el aporte que han hecho los estudiantes es enorme y quizás va a seguir creciendo, pero ahora hay que involucrar a más académicos y también, ¿por qué no?, a los funcionarios.

Con respecto a los estudiantes, coincido plenamente con que el talento está distribuido democráticamente. No importa el nivel socioeconómico, si hay talento, “hay talento”. Ahora, cómo ese talento logra tener condiciones virtuosas para desplegarse, para expandirse, para generar desarrollo e innovación; ahí es donde cobran gran relevancia las políticas, los recursos, y justamente estos proyectos estratégicos. Pero ese talento está y en nuestra universidad se nota, se nota fuertemente.

Uno de los ganadores de nuestro Demo Day señaló estar sorprendido por ganar, pero que encontraba que ser parte del equipo que propuso esta innovación y su transferencia era una manera de devolver a la sociedad lo que había invertido en ellos

Esas cosas a uno le llegan fuerte, porque tiene esa llamita dentro que cuando uno la sopla y crece, lo sientes.

Muchos de nuestros estudiantes son la primera generación de su familia que ingresa a la universidad y de forma muy legítima buscan mejorar sus condiciones de vida al convertirse en profesionales que van a trabajar en una empresa o institución. Lo interesante es que están visualizando que ese puede no ser el único camino, que existe también la posibilidad de que a través de la transferencia, la innovación y emprendimiento pueden desarrollar sus talentos y potencialidades. Dependerá de nosotros que las condiciones ambientales sean apropiadas para que ese talento logre cristalizar ese sueño que tiene el y la estudiante; y también su familia.

Desde que comenzó la segunda etapa de nuestra iniciativa Ciencia 2030, hemos desarrollado la serie “Mujeres líderes de la academia”. Este 8 de marzo, contamos con ocho entrevistas de académicas de la universidades que son parte de nuestro del Consorcio Science Up, a las cuales les invitamos a conocer.

Dora Altbir Drullinsky 

Doctora en Física, Premio Nacional de Ciencias, Directora del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna) y académica de la Universidad de Santiago.

“Hoy tenemos la libertad de buscar horizontes en espacios en los que hasta ahora los hombres están sobrerrepresentados, pero para eso es importante que no pongamos límites a nuestros pensamientos ni aceptemos que otros pongan barreras a nuestros sueños”, Dra. Dora Altbir Drullinsky.

María Argudo-Fernández

Doctora en Astrofísica, profesora de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Presidenta de la Sociedad Chilena de Astronomía y Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina de Science Up. 

“Está comprobado que los artículos hechos por mujeres se citan menos, por ello, desde el inicio, una adopta esta técnica de usar solo el apellido y no el nombre propio. Actualmente, la Astronomía a nivel internacional se ha dado cuenta de que existen estos sesgos inconscientes, por lo que ya se está aplicando un método de evaluación completamente anónimo. De esta manera, vemos cómo la balanza se va equilibrando y empezamos todos a competir en la mismas condiciones”, Dra. María Argudo-Fernández.

Leonora Mendoza Espíndola

Doctora en Química, Decana de la Facultad de Química y Biología Universidad de Santiago y actual presidenta del Consejo de Decanos y Decanas de las Facultades de Ciencia del CRUCH.

“Demostrar liderazgo para una mujer en esta Facultad no es complejo, pero no me gusta la palabra demostrar, me gusta la palabra reconocer. Porque demostrar significa que hay que justificar las acciones constantemente, pero ser reconocido como líder es algo que naturalmente debiera ocurrir”, Dra. Leonora Mendoza Espíndola.

Joseline Tapia Zamora

Doctora en Ciencias mención Geología, Directora del Programa de Doctorado en en Ciencias Mención Geología de la Universidad Católica del Norte y Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up.

“Como los hombres son muchos más, ellos tienen la posibilidad de repartirse las obligaciones (de liderazgo), pero nosotras tenemos que estar en todas. Claramente debemos impulsar la contratación de más mujeres científicas y que realmente exista una paridad de género, así se despresuriza a las que estamos actualmente”, Dra. Joseline Tapia Zamora.

Claudia Ortiz Calderón

Doctora en Bioquímica, académica de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, Socia fundadora de Ambiotek SpA y Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up.

“Yo no me imagino ser una profesional sin un vínculo con la sociedad, sin poder retribuir y mejorar la calidad de vida de las personas y el medio ambiente. Esa intención y las puertas que he abierto a lo largo de mi carrera me han llevado naturalmente al emprendimiento. Creo que las mujeres tenemos mucho que aportar en esta área, especialmente como líderes”, Dra. Claudia Ortiz Calderón.

Paulina Schmitt Rivera

Doctora en Microbiología y Parasitología, académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Science Up.

“Si les gusta la ciencia, si les atrae estar todo el tiempo aprendiendo cosas nuevas y saliendo de su zona de confort, busquen un/a buen/a  mentora/a, alguien que se interese en desarrollar sus habilidades y enseñarles a hacer ciencia, pero que también tenga clara la brecha de género y haga esfuerzos por disminuirla”, Dra. Paulina Schmitt Rivera.

Paola Arias Reyes

Doctora en Física, académica y ex-vicedecana de Investigación y Postgrado de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago; y Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up.

“Todos quieren poner a una mujer en cargos administrativos, porque nunca dicen que no (se ríe), son muy proactivas para trabajar, para cooperar, etc. Pero eso siempre va en desmedro de su carrera como investigadora, siempre. Entonces, ¿qué apoyo les estamos dando a esas mujeres? No digo que no hagan esas labores, está súper bien que las desarrollen, pero apoyémoslas para que no dejen de lado su investigación”, Dra. Paola Arias Reyes.

Karol Santoro Pizarro

Doctora en Estadística, académica del Departamento de Matemáticas de la Universidad Católica del Norte y parte del Directorio de la Sociedad Chilena de Estadística.

“Es relevante destacar que es primera vez que la SOCHE será presidida y tendrá en su directorio académicas de la zona norte”, destacó en su entrevista sobre su nombramiento como parte del Directorio de la Sociedad Chilena de Estadística la

 Dra. Karol Santoro Pizarro, investigadora del Departamento de Matemáticas de la Universidad Católica del Norte.

El Doctor en Microbiología y docente del Instituto de Biología de la PUCV, Roberto Bastías, es el creador de “Kiwiphage”, un bioinsumo basado en bacteriófagos para el control de la bacteria causante del cáncer del kiwi.

“Kiwiphage” forma parte de los proyectos de Rápida Implementación de Science Up, Programa que apoyó el proceso que este equipo de investigación ya venía llevando a cabo con la ayuda de financiamiento Fondef IDeA, para la realización de las actividades experimentales durante 2015-2018. Con el apoyo final del Consorcio, el equipo logró impulsar las últimas fases del proceso de transferencia tecnológica.

Se espera que el proyecto tenga un impacto positivo para la industria, ya que permitirá mantener controlada una pandemia que no ha tenido una solución definitiva y ha limitado la producción nacional e internacional del kiwi. De esta manera, “Kiwiphage” se hace cargo de una problemática real de la industria agrícola, logrando una conversación exitosa entre lo que el sector productivo del país necesita y lo que la academia puede brindar en respuesta a ello.

¿Cómo fue el proceso para llegar a Kiwiphage?

Fue un proceso largo, que duró más de cinco años. Partió con una idea sencilla que surgió luego de leer una noticia sobre los problemas que estaba causando la bacteria Psa a la industria del kiwi.

Luego de eso, formamos un equipo con las profesoras Carolina Yáñez y Ximena Besoaín y partimos evaluando los aspectos más sencillos y básicos de la idea con un proyecto interno de la PUCV, esto nos permitió generar resultados preliminares para adjudicarnos fondos externos. En el desarrollo de esta idea tuvimos que aprender muchas cosas porque tuvimos que interactuar con organismos estatales y también con el sector privado, lo que nos permitió entender las distintas necesidades de cada sector.

No fue fácil tampoco, porque parte importante del proyecto se realizó durante el periodo de pandemia, con todas las restricciones que eso implicaba. En este punto fue muy importante la colaboración que establecimos con el sector privado. En todo este tiempo participaron estudiantes de pre y postgrado y también investigadores postdoctorales; entonces, el que hayamos podido llegar a un resultado positivo también es gracias a ellos y al apoyo que nos brindó la Universidad en todo momento.

¿De dónde nace tu interés por emprender?

En realidad, no me considero un emprendedor porque para ser emprendedor hay que hacer mucho más de lo que nosotros hacemos en nuestro grupo de investigación. Me gusta realizar investigación en ciencia básica, pero también me gusta la investigación aplicada que intenta resolver problemas. En este sentido, sí considero importante que cuando uno realiza investigación aplicada, esta no quede solamente en un artículo científico o guardada en un cajón, entonces intento que lo que nosotros hacemos vea la luz, para lo cual es necesario colaborar con el sector privado.

¿Cómo ha sido tu proceso formando parte de los proyectos de Rápida Implementación de Science Up?

En un comienzo no tenía muy claro en qué consistía el proyecto. Sabía que la idea era apoyar a proyectos que estuviesen en etapas avanzadas de desarrollo para que pudiesen transferirse o implementarse, entonces en nuestro caso utilizamos esta oportunidad de apoyo para finalizar algunos últimos detalles del proyecto y, además, para terminar el proceso de solicitud de patente.

Creo que todo eso fue muy importante para que la empresa se decidiera a firmar un convenio de licenciamiento con la Universidad por nuestra tecnología. Muchas veces los objetivos que busca un proyecto de investigación aplicada no son suficientes para que una nueva tecnología pueda implementarse o transferirse definitivamente; entonces, herramientas como las que entrega Science Up son muy bienvenidas.

También formas parte del eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico de Science Up, ¿cuál crees que es la relevancia de la aplicación de estos temas como emprendimiento, transferencia tecnológica, en las universidades del Consorcio?

Creo que Chile y las universidades en general, tienen un enorme potencial para realizar emprendimientos, porque poseen la materia prima más importante que es el intelecto de sus profesores y estudiantes.

En las universidades, constantemente se generan ideas con un alto potencial de innovación, pero no siempre llegan a puerto, entonces considero muy importante que se implementen programas como Science Up, que le entregan herramientas a los estudiantes para que puedan desarrollar sus ideas y emprender.

¿Cómo crees que se podría incentivar el emprendimiento de base científico-tecnológica en estudiantes de pre y postgrado?

Incentivar el emprendimiento de base científico-tecnológica es algo complejo. Creo que es muy difícil despertar el interés en una persona que naturalmente no tiene una inclinación por emprender. Lo que sí ocurre, es que existe muchos estudiantes de pre y postgrado que tienen ideas y ganas de emprender, pero muchas veces no cuentan con las herramientas o el apoyo para poder hacerlo.

Science Up ha implementado una serie de iniciativas que van en ese mismo sentido, por ejemplo, en este semestre recién pasado, junto a la gente de Valparaíso Makerspace, se impartieron una serie de talleres asociados a la innovación y emprendimiento en cursos de pre y postgrado. En estos cursos, las y los estudiantes debieron elaborar propuestas de proyectos originales que tuvieran elementos de innovación y emprendimiento, para lo cual se apoyaron en las herramientas que les fue entregando la gente del Valparaíso Makerspace.

¿Cuál es tu consejo para las y los estudiantes de las facultades de ciencias que quieren emprender? 

En realidad, no sé si soy la persona más adecuada para dar un consejo en ese sentido, porque como dije, no me considero realmente un emprendedor. Sí les puedo decir, que si tienen el interés por realizar investigación aplicada o desarrollar proyectos de base científico-tecnológica, que exploten ese entusiasmo, que sean perseverantes y que aprovechen todas las oportunidades que la Universidad les entrega.

Sobre su historia y trayectoria en la Universidad de Santiago, esta entrevista aborda el día a día de la Decana de la Facultad de Química y Biología, Dra. Leonora Mendoza Espínola, una de las fundadoras de Science Up.

Los inicios de la Decana de la Facultad de Química y Biología de la Usach, Leonora Mendoza Espínola, están asociados a la Escuela Experimental Artística, establecimiento donde sus padres la matricularon para estudiar música. Una época que ve con nostalgia, pues en 2º año de la Educación Media, sintió que era el momento de explorar otros caminos.

“Tuve que tomar una decisión bien drástica y dolorosa que significaba dejar muchos años dedicados a la guitarra clásica por buscar una pasión distinta. De hecho, seguí estudiando música hasta que la exigencia universitaria no me lo permitió más”, reflexiona.

De esta forma, la música pasó a segundo plano, aunque sigue estando presente en sus momentos de descanso. Sin embargo, “la estricta disciplina desarrollada en mis inicios de estudiante de música, se transformó en mi mejor herramienta para enfrentar una vida dedicada a la ciencia”, primero como pedagoga, luego como investigadora y hoy como Decana de la unidad.

– ¿Cuáles fueron sus investigadoras referentes para seguir esta carrera?

Había pocas mujeres en esa época, seguimos siendo pocas aún, pero dos profesoras en particular fueron muy importantes para mi decisión de continuar mis estudios de postgrado, quienes junto a mi mentor reafirmaron mi pasión por las ciencias. Por su sabiduría, sencillez, seriedad, su forma de enseñar, pero por sobre todo por el cariño que demostraban por lo que hacían. Las Dras. Elsa Abuin y Betty Matsuhiro, ambas destacadas científicas que representaban la rigurosidad, pero al mismo tiempo hacían de la ciencia algo atractivo para las personas.

– ¿Marcaron sus ganas de liderar en el entorno académico?

Sí. Creo que su forma de llevar sus laboratorios, líneas de investigación y relaciones con las personas, fueron bien determinantes cuando uno está estudiando y dice “a mí me gustaría llegar a esto”.

– ¿Y cuándo fue el momento definitivo en que decidió ser investigadora?

En mi etapa de magíster. Trabajaba en el Laboratorio de Química Orgánica con el Dr. Alejandro Urzúa, mi mentor, colega y amigo. Me gustaba mucho la mezcla que él hacía entre la química y la biología. Ahí realicé mi tesis de pregrado y mis estudios de postgrado. Él me incentivó a irme un tiempo del país para realizar durante mi doctorado, un intercambio de meses con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid, España.

Luego comencé a estrechar lazos con el área de Microbiología, trabajando con la Dra. Marcela Wilkens Anwandter y la Dra. Milena Cotoras Tadic. La interacción con Milena fue determinante en la línea de investigación que actualmente realizo, pues me invitó a participar como co-investigadora permanente en el Laboratorio de Micología, en donde el ‘96, aporté mis conocimientos en productos naturales producidos por plantas. Ahí iniciamos el desarrollo de la línea de investigación sobre compuestos químicos activos contra el hongo Botrytis cinerea, que sumado a otras líneas de investigación se mantiene vigente al día de hoy. En ese sentido la investigación asociada a la formación de personas, es lo que más me apasiona.

– Sus pares la han elegido como la líder de esta unidad. ¿Cuáles son los desafíos de su liderazgo?

Difícil pregunta. Los desafíos dependen de la formación de cada persona y su certeza de que es capaz. Yo no tengo la receta, de verdad no la tengo, creo que el liderazgo es algo que se va adquiriendo y madurando con el tiempo. En mi caso, llegar a ser decana nació del interés de impactar en forma positiva en la gente, estudiantes, colegas, funcionarias y funcionarios. Sentir esa satisfacción de hacer algo con cariño, aunque con esfuerzo, muchas veces con éxito y a veces sobrellevando los aspectos negativos. Lo que queda es el logro. Al final de cada día, mi balance es siempre positivo.

Demostrar liderazgo para una mujer en esta Facultad no es complejo, pero no me gusta la palabra demostrar, me gusta la palabra reconocer. Porque demostrar significa que hay que justificar las acciones constantemente, pero ser reconocido como líderes, ya sea en un laboratorio, línea de investigación, en la gestión, creo que es algo que naturalmente debiese ocurrir. Un buen liderazgo también va acompañado de un buen equipo de trabajo y de mantener por sobre cualquier cosa buenas relaciones personales, un desafío que no es fácil y requiere que día a día esté presente desde la mañana a la noche. 

Paridad de género

– En su Facultad, el ingreso y egreso en pregrado se acerca a la paridad de género y las diferencias en su comunidad académica es menor. ¿A qué cree que se debe?

Somos una Facultad relativamente joven, que se crea a partir de la Facultad de Ciencia en 1994. Surgimos en un mundo que ya había dado los primeros pasos a la integración, a la inclusión. En ese sentido, no fue un tema complejo, porque como te mencionaba ya teníamos a estas líderes académicas y otras líderes importantes, como la Dra. Irma Carkovic, en gestión, la Dra. Leonor Contreras, en investigación, entre otras que silenciosamente impactaban en el desarrollo de la Facultad.

Si había un desbalance, y sigue habiéndolo, pero no era un tema de día a día. Por ejemplo, sesgos para preferir un hombre frente a una mujer en un cargo es algo que ha ido cambiando en el tiempo, pero puedo reconocer que en esta Facultad ha primado la calidad de las personas, independiente del género al cual pertenezcan. En ese sentido, yo creo que estábamos más adelantados que a lo mejor otras unidades de la universidad. Creo que a nivel institucional aún falta por crecer.

– ¿Le gustaría dar un mensaje a estudiantes que hoy tal vez no se sienten del todo capaces de seguir una carrera científica?

Siempre he pensado algo que creo es real. Cualquier persona que fue capaz de salir de la enseñanza media y entrar a la universidad y saltar el escollo del ingreso, es capaz de hacer cualquier cosa. Algunas personas se demoran más y algunas menos, la meta se logra igual. El mensaje es que estudien y hagan lo que les gusta, sobre todo esto último. Disfrutar de la vida, de la familia, de la profesión y de los estudios es lo que hace a las personas seres integrales.

Mi pensamiento no es original, más bien concuerdo plenamente con los valores del Dr. Francisco Javier Gil (QEPD), los talentos están distribuidos equitativamente. No depende del nivel socioeconómico, pero es nuestra labor dar oportunidades. Cualquier persona que llega a la universidad y termina su carrera, es talentosa de por sí. Explotar ese talento depende realmente de cuánto le guste y lo que quiera hacer, darle la oportunidad es la tarea de la Universidad. 

Finalmente, me gustaría señalar que no existe un solo camino al éxito, la ciencia tiene múltiples desafíos: la enseñanza, la investigación, la vinculación con el medio, entre otros. Hay tantas alternativas de cómo uno se puede imaginar y disfrutar de la ciencia. Hoy en día la oportunidad de una formación universitaria, que alguna vez fue más para una élite de la población, ha aumentado mucho, y eso permite aprovechar las oportunidades y hacer lo que más nos gusta.

Una carrera marcada por el vínculo con la sociedad, que este año sumó un nuevo desafío: impulsar con el Consorcio Science Up un cambio cultural, donde la perspectiva de género sea parte del sello de la Universidad de Santiago.

El Eje de Liderazgo y Participación Femenina cumple un año de trabajo en Science Up, la última línea de acción que se incorporó al desafío de dotar de mayores capacidades a los y las estudiantes de ciencia de cara al 2030. Un reto que asumieron las tres universidades que componen el consorcio, donde hoy la Dra. Claudia Ortiz Calderón, coordinadora del Eje en la Facultad de Química y Biología de la Usach, reflexiona sobre el camino recorrido.

¿Cómo ha sido su experiencia como coordinadora durante este año?

Súper interesante. Yo no tengo una formación particular en temas de género, pero me informo y he tomado cursos, que es lo que esperamos que pase en nuestra comunidad, donde el consorcio sea un impulsor, porque son cambios culturales profundos y a largo plazo. 

Hemos tenido reuniones con postgrado y pregrado que han sido muy enriquecedoras. Ahí uno ve que hay personas que no ven brechas de género; otras que ven y no dicen nada, pero que ahora se sienten más empoderadas porque saben que se está haciendo algo; y otras que lo ven y son activistas o se están formando, lo que nos permite desarrollar sinergias. 

En relación a las brechas de género, en un año de diagnóstico, ¿cómo las percibe?

Creo que de alguna manera las universidades son una burbuja social, privilegiada, donde la sociedad patriarcal no es tan evidente. Las brechas de género están más solapadas, y se expresan por ejemplo en el lenguaje a través de micromachismos como usar diminutivos con las colegas mujeres.

Actualmente las brechas son más evidentes, pero necesitamos más información. Hoy estamos trabajando con Comunidad Mujer en el Consorcio, donde justamente la primera  actividad fue visualizar brechas cotidianas, que muchas veces están tan naturalizadas que no nos damos cuenta. En la medida que las veamos podremos realizar cambios. Parte de nuestros objetivos es abrir esa cortina, que todavía está muy cerrada.

¿Por qué es importante impulsar el liderazgo femenino en ciencia? 

Porque fortalece la construcción del conocimiento científico. Si bien las mujeres están incorporadas en el ámbito científico, creo que hay que fortalecerlo a través de espacios de liderazgo, por ejemplo, conducciones de grupos o de proyectos, o en cargos que también están asociados a la carrera académica, o en funciones administrativas que de alguna manera dictan políticas. 

Hablando con colegas, nos hemos percatado que a veces para hacernos escuchar debemos hablar más fuerte o adoptar maneras masculinas para poder tener presencia y dar nuestra opinión. Eso es una forma de no aceptar la diversidad, porque todos los seres humanos tenemos una mirada distinta. La diversidad de miradas es fundamental para poder enriquecer la ciencia. 

El liderazgo de una mujer puede ser más amable, es lo que yo percibo. Yo a mí misma me veo como una mujer liderando de una manera mucho más inclusiva y espero que con menos prejuicios. Creo que un modelo más amable, menos conflictivo, hoy es fundamental en una sociedad polarizada. Veo que está moviéndose la aguja, pero todavía hay mucho que hacer.

Una carrera vinculada a la sociedad

Curiosidad, naturaleza y estímulo familiar fueron los ingredientes que confluyeron para que la Dra. Ortiz se interesara por la Ciencia. Sin embargo, fue trabajando como bioquímica en diversos proyectos universitarios cuando decidió seguir una carrera académica, momento en que también descubrió sus ganas de emprender. 

“Cuando estuve en el doctorado tuve un curso internacional con profesores que habían desarrollado técnicas de transformación de plantas, transgenia, y ahí supe que no quería quedarme solo en el laboratorio, sino que lo que yo desarrollara, fuese lo que fuese, de alguna manera llegara a la sociedad”, recuerda. 

Así es como empieza con sus compañeros y compañeras de doctorado y magíster, en ‘95, Transbiotec. Sin embargo, aún no existían apoyos financieros para la transferencia tecnológica, que sumado a la falta de experiencia hizo que el proyecto no prosperara, según indica. No obstante, el ecosistema estaría dispuesto en ‘12, cuando crea Ambiotek, que daba soluciones para disminuir el impacto ambiental de la minería a través del uso de plantas y microorganismos que se adaptan a ambientes contaminados con cobre.

“Yo no me imagino ser una profesional sin un vínculo con la sociedad, sin poder retribuir y mejorar la calidad de vida de las personas y el medio ambiente. Esa intención y las puertas que he abierto a lo largo de mi carrera me han llevado naturalmente al emprendimiento. Creo que las mujeres tenemos mucho que aportar en esta área, especialmente como líderes”, finaliza.

La académica de la PUCV se refiere a la brecha de género en la ciencia, relata su experiencia como doctora en Microbiología y Parasitología y destaca el trabajo que se ha hecho en el eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up.

La Dra. Paulina Schmitt nació en una familia de científicos, por lo que, desde temprano, tuvo la certeza de que deseaba seguir el mismo camino. Si bien no recuerda el momento exacto en que se enamoró de la ciencia, sabe que la atracción estuvo presente en la infancia y la acompañó durante la adolescencia. Ya en el colegio, presionaba a sus profesores para que impartieran talleres de Biología Molecular y, cuando tuvo que decidir una carrera profesional, eligió la Biología Marina. 

“Yo vivía en Santiago y me gustaba mucho el mar. Era algo que solo podía ver en el verano y me provocaba una curiosidad inmensa. Me parecía un caos biológico muy interesante, que iba mucho más allá de los cetáceos, una arista que ha estigmatizado a esta carrera”, explica la actual académica e investigadora de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), licenciada en Biología Marina de la Universidad de Valparaíso (UV) y doctora en Microbiología y Parasitología de la Universidad de Montpellier, Francia.

Hoy, su investigación se centra en el estudio de los mecanismos celulares y moleculares de la inmunidad innata de los organismos marinos, con especial atención a los moluscos bivalvos. “Estudio la respuesta inmune de estos animales para proponer estrategias sobre cómo mantener estos cultivos sin la utilización de químicos o antibióticos, y así crear una acuicultura sustentable en el tiempo”, explica, quien también es coordinadora del eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up, desde donde trabaja para disminuir las brechas de género en las facultades de ciencias. 

—¿Cuál ha sido tu experiencia como mujer en el mundo de la ciencia? ¿Te ha tocado vivir momentos difíciles?

Personalmente, siempre he creído mucho en mí, entonces nunca he sentido discriminación porque no lo he permitido. Si alguna vez llegué a presenciar algún atisbo, lo neutralicé rápidamente. He tenido mucha suerte, ya que me he topado con gente muy consciente de la igualdad, además, en el Instituto de Biología de la PUCV siempre han habido mujeres líderes y eso es un gran aporte.

Es cierto que las mujeres necesitamos más apoyo porque estamos a cargo de muchas otras cosas. Yo, por ejemplo, tengo tres hijos: una hija de ocho años y mellizos de cuatro. En ambos embarazos, las directoras del instituto eran mujeres y me entregaron todo su apoyo. De otra forma se me habría hecho muy difícil. 

—¿Qué te parece que existan iniciativas como Science Up, que impulsen el liderazgo y la participación femenina en las facultades de ciencias?

Es una excelente iniciativa. El levantamiento de información que hemos llevado a cabo nos ha mostrado que, si bien la mayoría sabe que hay una brecha de género, pocos tienen clara la definición propiamente tal. Mucha gente cree que solo se trata de números, pero es más que eso. Debemos reflexionar sobre cómo se enfrenta el rol de la mujer en el día a día. 

Hace un tiempo, en el eje hicimos una encuesta para evaluar la situación y pudimos comprobar que los puestos de jefatura en docencia están muy cargados hacia las mujeres, pero los puestos altos de administración están conformados, en un 99 por ciento, por hombres. Eso indica que hay que escarbar más allá. Por fin, a través de iniciativas como Science Up, se está haciendo evidente cuál es la realidad en la que nos encontramos y cómo podemos avanzar para disminuir la brecha de género y alcanzar un escenario de equidad, donde ser hombre o mujer sea tan poco importante como ser diestro o zurdo.

—¿Cuál es la importancia de que existan referentes y modelos a seguir para inspirar a jóvenes científicas? 

Durante el último tiempo he notado, como profesora, que mayormente me buscan tesistas mujeres, que necesitan un referente y apoyo desde lo femenino. Creo en el modelo de rol, es decir, si tienes un ejemplo, lo sigues. Pareciera ser que está funcionando de la misma manera como yo fui motivada, hoy estoy motivando a más muchachas. La mujer científica se interesa en recibir un apoyo científico y emocional.

—¿Qué consejo le darías a mujeres jóvenes que están pensando en estudiar alguna carrera del área científica?

Si les gusta la ciencia, si les atrae estar todo el tiempo aprendiendo cosas nuevas y saliendo de su zona de confort, busquen un/a buen/a  mentora/a, alguien que se interese en desarrollar sus habilidades y enseñarles a hacer ciencia, pero que también tenga clara la brecha de género y haga esfuerzos por disminuirla. 

“La ciencia básica, así como la innovación y el desarrollo de tecnología de frontera, son vitales si aspiramos a un mayor desarrollo y bienestar en nuestro país”. 

La carrera de Dora Altbir, Premio Nacional de Ciencias Exactas 2019, ha estado marcada por sus ganas de aprender. “En el colegio me gustaban todas las ramas de la ciencia; me interesaba responder preguntas a través de la Física, la Química y la Biología. Recién a mediados de cuarto medio me decidí por la Física, pues me encantaba la posibilidad de predecir comportamientos en base a diferentes leyes”, explica quien también es directora del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna).

Actualmente, es profesora titular, académica e investigadora del Departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), donde también se preocupa de sentar bases para disminuir las brechas de género y potenciar la vinculación entre la ciencia y la industria. En esa línea, cree que el aporte de Science Up es primordial para explorar nuevos desafíos entre diferentes actores de las facultades de ciencias. 

¿Cuál ha sido su experiencia como mujer en el mundo de la Física, una disciplina que históricamente ha sido dominada por hombres?

Lo primero que debo decir es que yo estudié cuando este era un tema que ni siquiera se conversaba. A veces, una podía percibir alguna situación incómoda, pero no necesariamente se entendía como una discriminación de género, ya que eran temas que no se discutían en ese entonces. Más recientemente, sí he percibido ciertas situaciones incómodas, pero yo personalmente tengo muy claro que lo importante no es detenerse en la incomodidad, sino seguir adelante haciendo lo que a uno le gusta. Creo que la mejor manera de demostrar que las mujeres tenemos capacidad para enfrentar los mismos problemas que los hombres, es resolviendolos, así que esa ha sido mi política general.

—¿Cómo ha sido el camino para derribar estereotipos de género en la Ciencia?

—Creo que hay muchos avances. Cuando yo estudié éramos muy pocas mujeres; ahora hay un número mayor, pero todavía estamos subrepresentadas. Por lo mismo, pienso que el problema viene desde la casa, cuando comenzamos a definir cuáles son los regalos  o juguetes adecuados para nuestros hijos e hijas. Allí hacemos una diferencia notoria y que ciertamente las niñas la sienten. 

Luego, muchas veces en los colegios también se producen situaciones complejas. Por ejemplo, en general las mujeres tardamos un poco más en decidirnos a responder una pregunta. Entonces, si en los cursos de ciencias siempre se les da la palabra a los hombres, que levantan la mano primero, las mujeres empezamos a pensar que ellos son más capaces en las disciplinas científicas que las mujeres. 

Existen, asimismo, una serie de estereotipos que asocian la ciencia a una actividad masculina. Por lo mismo, yo creo que los cambios deben ser desde la casa, desde el momento en que nacen hay que enseñar a los niños que hombres y mujeres podemos hacer lo que queramos, guiándonos por nuestras vocaciones, intereses y capacidades, pero nunca por el género. Este camino se inicia en la casa, pero debe seguir en el colegio e incluso en el pregrado,  mostrándole a niños y jóvenes que la ciencia no tiene género.

—Según su experiencia, ¿cuáles son los desafíos o las tareas pendientes de la ciencia para impulsar la innovación, el emprendimiento y la transferencia tecnológica?

Una de las tareas pendientes de la ciencia es perder el temor a comunicar sus logros y sus inquietudes, aprender a crear impacto en la opinión pública con honestidad y transparencia. Una enseñanza que esta pandemia nos deja es que los gobiernos que mejor pudieron enfrentarla fueron aquellos capaces de escuchar los consejos de la ciencia para actuar a tiempo y en forma eficiente y efectiva. Y por ello, como científicos, debemos comunicarnos efectivamente con el medio no disciplinar, para informar y apoyar la toma de decisiones.

La ciencia básica, así como la innovación y el desarrollo de tecnología de frontera, son vitales si aspiramos a un mayor desarrollo y bienestar en nuestro país. Los científicos  deben comunicarse con la sociedad en general, y con el sector privado en particular, y en un marco de políticas públicas claras, estables y de largo plazo, llegar a la industria para generar un ecosistema de innovación que impacte positivamente en nuestro país. 

—¿Cuál es la importancia de que exista una iniciativa como Science Up?

Ser científico significa estar permanentemente abierto a las preguntas y a las sorpresas, estar continuamente pensando y preguntándonos cómo mejorar, y en los últimos años hemos agregado la preocupación de cómo contribuir a la vinculación universidad-conocimiento-sector privado. Crear comunidades en las que esas conversaciones tengan un eco, sean valoradas y replicadas, formando asociaciones transparentes y colaborativas, respaldadas por instituciones serias  y respetuosas del quehacer científico, es fundamental. 

Así como en el Centro Cedenna científicos de todas las áreas trabajamos juntos buscando soluciones concretas para problemas tan importantes como el cáncer, la contaminación de los suelos y las aguas, la minería y los alimentos, Science Up es un territorio aún mayor de trabajo conjunto, que permite explorar nuevos desafíos entre diferentes actores, no sólo científicos sino también del sector privado de nuestro país. Las universidades que participan de Science Up tienen ya una historia de colaboración conjunta y un fuerte interés en vincularse al sector privado, generando sinergias a través de esta importante iniciativa.

—¿Qué significa para usted haber recibido el Premio Nacional de Ciencias Exactas?

Sin duda el Premio Nacional de Ciencias Exactas fue un gran honor y un respaldo al trabajo de investigación que he realizado en los últimos 30 años. He intentado abordar temáticas de frontera desde nuestro país y ligar mi trabajo teórico a la ciencia experimental, pero también al desarrollo de tecnología que puede resolver problemas en la industria del país y global. Creo que obtener este Premio Nacional fue un reconocimiento no sólo a mi trabajo, sino también al de todos quienes somos parte del Centro Cedenna y que buscamos que la nanotecnología sea parte integral del desarrollo de nuestro país.

También lo asumo con gran responsabilidad y veo una oportunidad de contribuir a terminar con los mitos que alejan a las mujeres de la ciencia. Hoy tenemos la libertad de buscar horizontes en espacios en los que hasta ahora los hombres están sobrerrepresentados, pero para eso es importante que no pongamos límites a nuestros pensamientos ni aceptemos que otros pongan barreras a nuestros sueños.

La doctora en astrofísica, profesora de la PUCV y coordinadora del eje de Liderazgo y Participación Femenina de Science Up, es la tercera mujer en asumir como presidenta de la SOCHIAS y su objetivo principal será transformar la Astronomía en una ciencia más inclusiva.

Cuando María Argudo-Fernández era niña, reunía noticias y recortes sobre Astronomía, visitaba bibliotecas y coleccionaba libros que la acercaran a esta disciplina. “Es un camino que comienza cuando era muy pequeña, ya que no recuerdo un momento de mi vida en el que no haya tenido interés por la Astronomía. En ese entonces no había Internet, así que me gustaba mirar el cielo, saber y conocer todo lo que me rodeaba”, explica la doctora en Astrofísica y académica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), quien hace poco asumió como presidenta de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS).

Realizó sus estudios de pregrado en la Universidad de La Laguna en las Islas Canarias, España. Luego, completó un magíster y doctorado en el Instituto de Física de la Universidad de Granada para, posteriormente, hacer su primer postdoctorado en el Observatorio Astronómico de Shanghai, China. Hoy, vive en Valparaíso y es profesora del Instituto de Física de la PUCV, desde donde asume este nuevo cargo en la SOCHIAS. 

Mientras tanto, también forma parte del equipo coordinador del eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up, junto a la Universidad de Santiago de Chile (USACH) y la Universidad Católica del Norte  (UCN).

¿Cuál ha sido tu experiencia como mujer en el mundo de la Astronomía?

—Mi experiencia no ha sido particularmente mala, ya que depende mucho del grupo de investigación con el que trabajas. Sin embargo, una de las cosas que debes tener en cuenta a la hora de firmar artículos, es indicar solo tu apellido, ya que tienden a existir sesgos inconscientes en las postulaciones y, en ocasiones, te evalúan de forma diferente si saben que eres mujer. De hecho, está comprobado que los artículos hechos por mujeres se citan menos, por ello, desde el inicio, una adopta esta técnica de usar solo el apellido y no el nombre propio.

Actualmente, la Astronomía a nivel internacional se ha dado cuenta de que existen estos sesgos inconscientes, por lo que ya se está aplicando un método de evaluación completamente anónimo: tienes que escribir de forma que no se sepa quién es el o la autora. De esta manera, vemos cómo la balanza se va equilibrando y empezamos todos a competir en la mismas condiciones.

¿Y cuál es la situación de Chile en torno a ese sistema?

—En Chile vamos un poquito más atrás. Recién se empezó a evaluar de esta forma en el Concurso de Iniciación de Investigación de Fondecyt del año pasado, por lo que los cambios y el impacto de esta medida los veremos reflejados recién durante los próximos años. 

Has mencionado anteriormente que uno de tus principales sellos como presidenta de la Sociedad Chilena de Astronomía será avanzar hacia una Astronomía más inclusiva, ¿a qué apunta específicamente ese objetivo?

—Cuando hablo de astronomía inclusiva me refiero a lograr que sea accesible en todos los niveles, tanto en la educación, la difusión y el ámbito profesional, es decir, que se trabaje, explique y presente siguiendo un modelo universal donde todos y todas pueden entenderlo. Hay una necesidad de que los grupos de investigación sean más diversos, ya que, de esta forma, se vuelven más productivos. 

Además, sabemos que los astrónomos profesionales necesitamos la ayuda de instrumentos, como los telescopios, para observar el cielo. Y, de esa misma forma, hay personas que necesitan un poquito de ayuda extra para lograrlo. En ese sentido, y como la Astronomía es una ciencia tan intensa visualmente, es un lindo desafío llegar hasta personas que no pueden ver para explicarles qué objetos hay en el cielo, cómo los estudiamos e incluso motivarlos a que formen parte, en el futuro, de esos equipos de investigación y así no se vean limitados por una discapacidad física.

El propósito principal del Consorcio Science Up es impulsar capacidades de innovación, emprendimiento y transferencia tecnológica, ¿cómo podemos vincularlo con la Astronomía?

—Es importante dejar claro que la astronomía no solo se relaciona con la persona que está mirando el cielo con un telescopio, sino que existen una serie de áreas igual de relevantes. Por ejemplo, está la persona que diseña un telescopio, quien lo opera, quien analiza los datos, quien desarrolla las herramientas para analizarlos o incluso quien se encarga de cómo van a almacenarlos y difundirlos. Todos ellos están haciendo astronomía. Esto quiere decir que es una ciencia con un gran componente multidisciplinario. Uno tiende a pensar que los astrónomos solo analizan datos, pero muchas veces es necesario crear herramientas y allí entra en juego la importancia de la innovación, el emprendimiento y la transferencia tecnológica que impulsa Science Up. 

Otro de los objetivos de Science Up es potenciar la participación y el liderazgo femenino en las facultades de ciencias, ¿qué te parece este propósito y cómo lo relacionas con tu rol en SOCHIAS?

—Muchas de las iniciativas que queremos hacer en la SOCHIAS están muy ligadas con la participación y el liderazgo femenino que se busca impulsar desde el Consorcio Science Up. Incluso, la mayoría de estos proyectos son encabezados por astrónomas. Esto quiere decir que las ideas del futuro, los cambios que queremos ver, ya están siendo liderados por mujeres. Nosotras en SOCHIAS tenemos una iniciativa llamada Ella es una Astrónoma, cuyo objetivo es dar visibilidad a todas las chilenas que se dedican a la Astronomía. Tenemos un sitio web, donde publicamos noticias y entrevistas, un espacio en el que cada una de ellas expresa su opinión.

Por lo mismo, creo que es muy necesario y gratificante que existan iniciativas como Science Up que van en la misma línea, ya que permiten seguir trabajando en conjunto para avanzar hacia una ciencia mucho más inclusiva y abierta desde todos los niveles. 

¿Qué consejo le darías a las jóvenes científicas que recién están partiendo o que aún no se deciden a estudiar una carrera científica?

—Les diría que sean conscientes de que pueden hacerlo, que cuentan con las mismas herramientas que los hombres, por lo que es importante mantener la confianza y seguir adelante. A veces, pueden surgir dudas, todos tenemos inseguridades o miedos en algún momento, pero lo relevante es aprender a superarlos. Mi único consejo es que si tienen proyectos o visiones, que los persigan.

Foto: La Tercera

El cierre de los observatorios está teniendo un impacto en la astronomía tanto nacional como internacional, ya que Chile concentra la mayoría de los telescopios más avanzados del mundo“.

La Dra. María Argudo-Fernández, astrofísica y profesora del Instituto de Física de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), fue elegida para presidir la Directiva de la Sociedad Chilena de Astronomía (SOCHIAS) para el periodo 2021-2023.

SOCHIAS fue creada en el año 2000 con el propósito de estimular el desarrollo de la astronomía en Chile, y hoy cuenta con más de 340 miembros. Te invitamos a conocer lo que nos comentó María sobre SOCHIAS y su nuevo rol como presidenta de la directiva:

¿Cuál es el papel que juega la SOCHIAS en la astronomía en Chile?

El rol de SOCHIAS ha sido fundamental para el desarrollo y el fortalecimiento de la Astronomía en Chile, así como la divulgación de esta ciencia en la sociedad. A través de reuniones científicas nacionales e internacionales congregamos a cientos de astrónomos y astrónomas profesionales en Chile para presentar y discutir sus resultados más recientes. Con la participación en comités de asignación de tiempo de telescopio en observatorios internacionales instalados en Chile y en comités de fondos para el desarrollo de la astronomía nacional, velamos por los intereses y derechos de la comunidad astronómica en Chile. SOCHIAS además defiende los intereses de la comunidad científica en materias de protección de los cielos oscuros de Chile y en hacer de la comunidad astronómica una comunidad más inclusiva, tanto al interior de la misma comunidad científica como en las actividades de educación y divulgación.

¿Qué impacto ha tenido la emergencia sanitaria para la astronomía chilena?

El cierre de los observatorios está teniendo un impacto en la astronomía tanto nacional como internacional, ya que Chile concentra la mayoría de los telescopios más avanzados del mundo. El cierre de fronteras ha limitado la contratación de investigadores extranjeros o que los jóvenes astrónomos puedan continuar su formación en el exterior y así enriquecer las redes internacionales de colaboración de la comunidad nacional. Además de todas las repercusiones que puede tener el adaptarnos al trabajo desde casa durante una crisis mundial, las dos mencionadas van a tener un gran impacto en el desarrollo de proyectos.

¿Cómo se ha adaptado SOCHIAS ante estos nuevos desafíos?

En las acciones específicas de SOCHIAS, gracias a un acuerdo con la Red Universitaria Nacional (REUNA) estamos realizando nuestras reuniones y asambleas de forma virtual, así como celebramos con éxito la XVI Reunión Científica de SOCHIAS en Diciembre 2020. Un desafío no menor son las actividades de educación y divulgación. Estamos trabajando en la edición 2021 de las Olimpiadas de Astronomía y Astronáutica, coordinadas por SOCHIAS, donde estamos evaluando estrategias para la participación de escolares de todo Chile de forma equitativa considerando la modalidad virtual.

¿Cuáles son tus propuestas para los próximos dos años de SOCHIAS, en los que serás presidenta?

Tal como expresé en mi candidatura a la Directiva, mi motivación y principal aporte ha sido en hacer de la SOCHIAS una sociedad más inclusiva, continuando su apoyo a proyectos inclusivos previamente iniciados en directivas anteriores, como el proyecto Breaking the Silence, transformado ahora en el proyecto Breaking the Barriers, y comenzando otros nuevos. Esto incluye el proyecto Ella es una Astrónoma, para visibilizar a las astrónomas en Chile y promover vocaciones científicas en niñas y mujeres jóvenes, así como la creación del Grupo de Trabajo SOCHIAS en Inclusión y Género, el cual se ha adjudicado recientemente fondos del concurso ALMA-ANID para poder desarrollar sus objetivos y actividades en los próximos dos años. Como astrónoma en regiones, continuaré aportando a las discusiones y decisiones apoyando y promoviendo la descentralización de la astronomía.

Finalmente, ¿algo más que te gustaría agregar?

Solo agradecer la confianza de los astrónomos y astrónomas de la SOCHIAS para que no solo continúe, sino que además presida la sociedad, agradecer a la Directiva saliente por todo lo que he aprendido, y agradecer a los miembros de la nueva Directiva por asumir nuevos compromisos en estos tiempos tan complicados.

Por Sebastián Castro / Periodista IFIS PUCV

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