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La búsqueda del cómo funciona ha marcado la carrera del investigador que ve la física en la biología, quien a lo largo de su carrera ha perseguido aportar a la ciencia aplicada desde la ciencia básica, impulsando hoy a sus estudiantes al mundo de la innovación.

Testigo del desarrollo de la carrera de Ingeniería Física de la Universidad de Santiago de Chile (Usach), el Dr. Roberto Bernal Valenzuela ha observado los desafíos que surgen en la unión de las ciencias duras con la industria. Egresado de la primera generación de esta carrera y primer físico experimental del Doctorado en Ciencias con mención en Física, luego de un postdoctorado en la Universidad de Harvard, se integró al cuerpo académico de su Alma Mater, asumiendo diversos roles hasta la fecha.

“Cuando llegué, se me pidió hacerme cargo de Ingeniería Física. Luego de todo un análisis, detectamos que el mayor valor que tienen nuestros egresados y egresadas es su capacidad de innovación. Su formación en física básica, tanto experimental como teórica, les permite explorar soluciones innovadoras y entablar conversaciones con equipos multidisciplinarios”, destaca el actual Coordinador del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico del Consorcio Science Up para la Facultad de Ciencia de la Usach.

Esta experiencia le permitió ver la formación de los y las estudiantes desde diferentes aristas, gracias al impacto de su desarrollo profesional en la sociedad. Hoy es ese aprendizaje el que está trasladando a las estrategias para fomentar la cultura de la innovación en la comunidad de su facultad, de la cual es actualmente el Vicedecano de Investigación y Postgrado.

“Hoy la pregunta es de dónde van a salir las nuevas innovaciones. En realidad, puede salir de cualquier lado, pero sobre todo de las ciencias básicas de donde surgen las nuevas tecnologías de base científica”, expresa.

Disfrutando el cómo

Un motor y un par de pilas. Eso fue lo que encontró el Dr. Bernal al desarmar un autito de juguete en su niñez. El cómo funcionaba era parte del juego, donde desarmar estaba permitido y volver a armar era el desafío. Ya en los 90’, la informática prometía otra forma de responder esta pregunta, pero tal era la cantidad de postulantes que optó por ingresar a Ingeniería Física, una carrera recién inaugurada en la Usach, para luego transferirse. Sin embargo, experimentar lo impulsó a quedarse.

“A pesar de que las primeras semanas en la universidad fueron de mucho cachorreo, recuerdo muy bien las clases de física experimental. Fue la primera vez que me expuse realmente a los laboratorios, donde pude ver cómo la modelación es capaz de predecir o confirmar lo que sucede en la naturaleza. Ahí dije, ya, esto es lo mío”, recuerda.

El profesor de esa clase era el Dr. Francisco Melo, quien acababa de incorporarse a la universidad. Él fue quien le dio el espacio para desarrollar sus habilidades libremente. “Al principio cosas simples, me entretenía soldando y diseñando, pero en la medida que iban pasando los años, se iba complejizando, se iba poniendo serio. Esa libertad de explorar fue lo que me marcó”, señala.

Viendo la física en las células

De forma natural siguió una carrera académica, pues quería seguir experimentando. Realizó su Doctorado en Ciencia con mención en Física en la misma universidad, donde estudió cuáles eran las fuerzas que ejercen las células cuando deforman superficies suaves. “Mis amigos me dicen que soy biólogo, no físico”, dice entre risas, “pero no es tan así. Veo la física en la biología”.

La distribución de fuerzas y cómo las neuronas resisten la deformación, dice en palabras simples, fueron los aspectos que abordó en su tesis doctoral, la cual fue inspirada por un artículo de Dennerll de fines de los 80’.

“En este artículo, neuritas eran deformadas como si se tratara de una cuerda de guitarra. Los autores mostraron que se deformaba como si fuese una especie de polímero viscoso y que en algunos casos las neuronas se resistían a ser deformadas. Eso es súper raro en física, porque los modelos de elasticidad no dan cuenta de eso. Entonces, cuando vimos este artículo donde, en algunos casos, las neuronas se retraían frente a una fuerza externa, no sabíamos el por qué, por lo que allí hay algo interesante que explorar”, recuerda.

Motivados por la necesidad de replicar y modernizar el experimento, junto a su equipo intervinieron un microscopio, le agregaron una microaguja de vidrio como sensor de fuerza, motores de control de movimiento y cámaras. Su idea era evaluar si la velocidad con la cual se aplicaba la fuerza podía influir. Así fue.

“Nos dimos cuenta de que si se aplica una fuerza, a una velocidad muy alta, la neurona se comportaba como chicle, elástico al principio y viscoso a tiempos largos, lo que se llama deformación de un sólido lineal. Sin embargo, cuando lo hacíamos más lento o con menos fuerza, la neurona se retraía, aplicaba fuerza en contra. Eso era lo nuevo, el ingrediente que le faltaba al investigador Dennerll en su artículo, lo que ahora se le llama física de la materia activa”, expresa.

Luego de tres días de defender su tesis, se sumó al equipo del Dr. Jacques Dumais, de la Universidad de Harvard. Después de dos años, se integró al Departamento de Física de la Usach, donde actualmente mide las fluctuaciones de la membrana de los glóbulos rojos, las que son contrastadas con casos en que los donantes presentan enfermedades como diabetes mellitus o anemia falciforme.

“La típica imagen de un glóbulo rojo es de una especie de dona con su centro tapado, sin embargo, la forma que se puede ver en las personas con esferocitos es esférica. Estos glóbulos presentan problemas al pasar por algunos capilares del sistema circulatorio, pues son más sensibles, por lo que la probabilidad de que revienten es mayor”, describe, “como físico, busco aportar otras metodologías de análisis que revelen más detalles, que puedan servir para que desde otros campos, como la ingeniería genética, por ejemplo, surja la innovación”.
Estudiantes del lab al mercado

En el ámbito de la transferencia tecnológica, actualmente apoya el desarrollo del Dr. Fabián Martínez Gómez y del Dr. Carlos Silva, ambos de la Facultad de Química y Biología Usach. Ellos trabajan con membranas que ante la exposición de moléculas volátiles ambientales sufren cambios perceptibles a simple vista, una iniciativa en la cual el Dr. Bernal incorpora a estudiantes del Laboratorio de Mecánica Celular, apoyando sus ganas de participar en este tipo de proyectos, siguiendo los pasos de su guía.

“Es súper importante que las y los estudiantes tengan estos espacios para poder experimentar. Cada vez tienen más curiosidad, más ímpetu, más ganas de tomar sus ideas, desarrollarlas y proponer soluciones innovadoras. No quedarse solamente con un modelo, sino que empujarlo al mercado, a la sociedad. Hay que apoyar sus ganas”, sostiene.

En esta línea, destaca la remodelación del laboratorio Physalis, espacio que vio emerger en 2015 con impresoras 3D y otras maquinarias para el desarrollo de la física experimental, cuyo fin es fortalecer las ideas de las y los estudiantes, iniciativa que con el apoyo del Consorcio Science Up se transformó en un Maker Space.

“Hoy es súper evidente que los motores de la economía son la innovación en desarrollo y transferencia tecnológica. Aquí, el Consorcio Science Up es clave. El ecosistema y todos estamos esperando ver de dónde saldrán las nuevas propuestas disruptivas. Cuando eso pase, la idea es que el estudiantado esté listo para sacar provecho de eso, por lo es importante que comiencen a emprender desde la universidad, un espacio seguro en el cual pueden equivocarse y tratar nuevamente”, finaliza.

Serie entrevista “Mujeres Líderes en la Academia”

Con el objetivo de apoyar y orientar a jóvenes investigadoras en el mundo de las ciencias, la doctora Claudia Trejo, académica e investigadora de la Facultad de Ciencias PUCV, se unió el 2023 a la Red de Mentoras de Science Up. Un programa que busca incrementar la representación y liderazgo de las mujeres en la ciencia. 

Además, y dentro de su rol como investigadora del Instituto de Física; en el Laboratorio de Biorreología y Microfluídica PUCV, la académica estudia las propiedades de la sangre y sus células, con el objetivo de desarrollar dispositivos y métodos de diagnóstico que sean aplicables en los puntos de atención del sistema de salud a nivel nacional. 

En ese contexto, y junto a un equipo de estudiantes de postgrado, nació el proyecto de base científica “Hemovisc”, basado en el desarrollo de un dispositivo que busca apoyar el diagnóstico de enfermedades hematológicas, el que, por sus aportes al área médica, ha sido destacado por la prensa nacional. Continuando con los proyectos en los que ha trabajo, en el año 2021 la académica participó en la ejecución de un proyecto VIU FONDEF junto al estudiante de doctorado de la PUCV, Pablo Silva Rojas.

En conversación con la doctora Claudia Trejo, nos comentó cómo surgió su interés por las ciencias y cuáles han sido las barreras y dificultades que ha tenido que atravesar para progresar en su carrera científica. 

1. ¿De dónde surge tu interés por la ciencia?

Recuerdo preguntarme cosas, y desarrollar teorías locas para explicarme el funcionamiento del mundo. Siempre tuve interés por la indagación y la investigación, en vacaciones me leía las enciclopedias que había en la casa. Mi primera inspiración fue la arqueología y luego pasé a la astronomía, que se quedó conmigo hasta que entré a la universidad y desde ahí transitó hacia la física, a partir de las aplicaciones interdisciplinares que ofrecía.

2. ¿Desde niña/adolescente tuviste algún modelo o pionera científica femenina?

No recuerdo haber tenido algún modelo de inspiración, ni femenino, ni masculino. La ciencia misma y sus fenómenos fue lo que me inspiró. Si es por inspiración, podría decir que fueron los experimentos de física que realizaba mi profesor de física en clases.

3. ¿Cuáles crees que son los principales desafíos y/o barreras que enfrentan las mujeres para progresar en su carrera científica? ¿Específicamente crees que tuviste que enfrentar obstáculos al estudiar Física?

Creo que el tema de la postergación de la maternidad puede ser complejo para algunas mujeres en ciencias. En mi caso personal ese nunca fue un conflicto, siempre tuve muy claras mis aspiraciones personales y profesionales, y la maternidad nunca fue parte de ellas. Creo que los obstáculos que enfrenté son muy similares a los que experimentan parte de  los y las estudiantes de Física. Es una carrera difícil, demandante y eso te puede pasar la cuenta, especialmente cuando estás lejos de tu familia. 

El mayor obstáculo que he tenido que enfrentar es la salud mental, con una depresión que me acompañó gran parte de mi carrera, pero afortunadamente con apoyo profesional logré desarrollar las herramientas para poder superarla. Además, tomé la decisión de perfeccionarme fuera de Chile, lo que siempre es difícil. Dejas tu entorno, a tu familia, tienes que adaptarte a nuevas culturas y personas que no tienen tus mismas costumbres, si bien es positivo y fue una gran experiencia, también fue un desafío.

4. Al ser parte de la Red de Mentoras Science Up, ¿cuál es tu principal motivación para integrar este proyecto? ¿Cuál crees que es el valor de las mentorías y las redes de colaboración femenina en la ciencia?

Mi principal motivación de participar en la Red de Mentoras es motivar y orientar, a partir de mi experiencia, a jóvenes investigadoras en el desarrollo de proyectos de ciencia aplicada e innovación. Para una científica o científico el tránsito al mundo del desarrollo aplicado, innovación y la transferencia tecnológica puede ser complicado, pues se requieren conocimientos, habilidades y lenguajes completamente diferentes a lo que estamos acostumbrados en investigación. 

 5. En materia de Igualdad de Género, ¿cuáles crees que son las principales fortalezas y debilidades de las ciencias físicas?

En general en Chile, las ciencias físicas no generan un gran interés en la población, la gente tiene muchos prejuicios con la Física, por lo tanto, somos pocos físicos en general. Por lo mismo, la cantidad de estudiantes es baja en comparación a otras carreras con alta demanda, menos si consideramos el porcentaje de mujeres que ingresan a la carrera. 

Lamentablemente, no podemos obligar a nadie a que se sienta atraído por una ciencia u otra y por alguna razón somos menos mujeres en Física que en otras disciplinas. Creo que visibilizar la presencia femenina en la ciencia y la academia es un buen punto de partida para generar mayor interés. Considero que una de las grandes debilidades en relación a la equidad de género es que forzar excesivamente las cuotas de género en las políticas públicas puede llevar a cuestionarnos nuestra reales habilidades y generarnos inseguridades o miradas resentidas de parte de nuestros pares.

6. ¿Cuál es tu mensaje para las próximas generaciones de científicas?

Que no tengan miedo a fallar y pedir ayuda cuando lo requieran. Las ciencias son demandantes, requieren disciplina y mucho trabajo, y es muy posible que fallemos varias veces. Lo importante es perseverar, aprender de los errores, ser autocríticas y autocompasivas. Debemos conocer nuestras debilidades y nuestras fortalezas, y reforzarlas. No perder la inspiración y creo que algo muy importante es reconocer cuando rendirnos y cuando vale la pena seguir adelante. 

Serie entrevista “Mujeres Líderes en la Academia Usach”

Desde su vocación por la pedagogía y su pasión por la matemática, la actual Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up, para la Facultad de Ciencia de la Usach, recuerda diversos momentos de su vida académica.

La escuela es un lugar donde la sociedad se replica, incluyendo sus normas implícitas de inclusión y exclusión. Un espacio donde la relación estudiante-docente puede marcar el futuro profesional de un o una estudiante. Es esta complejidad del aula la que atrajo a la Dra. Daniela Soto, actual Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina de la Facultad de Ciencia Usach, al mundo de la investigación.

“Fue mi profesora jefe y de matemática, quien pudo ser mi modelo a seguir, quien se focalizaba en el ámbito social en mi Liceo. Con las y los profesores uno va generando una relación importante y yo tenía habilidades en matemáticas. Ella respondió con su apoyo y confianza en mis capacidades”, recuerda la académica Daniela Soto Soto, Doctora en Ciencias con especialidad en Matemática Educativa.

Sus habilidades no solo fueron reconocidas por sus docentes, sino también por sus compañeras, a quienes apoyaba. Al recordar esos momentos siente que ahí se gestó su vocación por la pedagogía. Un relato que coincide con quienes decidieron estudiar Pedagogía en Matemática y Ciencia de la Computación en la Universidad de Santiago de Chile, de la cual actualmente es jefa de carrera.

“Yo imparto una de las asignaturas de primer año y en ese ramo les pregunto: ¿por qué escogen esta carrera? Más del 50% de las y los estudiantes dicen que en la escuela eran ayudantes, es decir, las y los otros profes de sus compañeras y compañeros”, señala. Seguro que esa experiencia despertó el amor de sus estudiantes por enseñar.

“Ante la pregunta anterior, surge el tema de lo complejo que es optar por ser docente, y de cómo tener potencial matemático hace que algunas familias presionen a sus hijas e hijos para seguir carreras de mayor prestigio social. De hecho, es el caso de un grupo de estudiantes de otras carreras, que luego se cambian a pedagogía porque la vocación es más fuerte”, indica.

Su principal línea de investigación aborda los procesos de exclusión y de inclusión, dentro de la educación matemática y la formación de profesores de matemática. Para esto aborda la modelación matemática, práctica social que ha permitido la construcción de conocimiento matemático y que vincula la matemática con el cotidiano de las personas.

“Con modelación podemos atender a comunidades diversas, siempre y cuando estemos conscientes y consideremos su identidad y la pluralidad epistemológica. Por ejemplo, podemos abordar qué elementos toman en cuenta las personas con discapacidades auditivas o visuales para trasladarse o qué toman en cuenta las comunidades mapuches para observar el cielo. Es el cómo construyen y usan el conocimiento matemático”, relata.

En este marco, la Dra. Soto ha escrito los libros “Cosmovisión mapuche y el mundo de las gráficas” y “El discurso matemático escolar: la adherencia, la exclusión, y la opacidad”, y ha editado dos libros con equipos de docentes: “Situaciones de modelación educativa” y “Educación matemática interdisciplinar en el aula”. Actualmente trabaja en temáticas de género en el aula, apuntando a contribuir a los estudios de aula inclusiva.

“La matemática que estamos enseñando en el aula tiene una argumentación hegemónica, faltan marcos de referencia. No podemos desconocer la historia, nuestra cultura y cómo influyen en esa construcción de conocimiento. Si estamos en una cultura androcentrista con todas sus formas de dominación y exclusión, por supuesto que vamos a tener como resultado un conocimiento que se expresa de igual forma”, manifiesta.

Es en el cómo se socializan los saberes donde la doctora plantea que hay que hacer una revisión. “La falta de referentes mujeres en matemática, de las cuales se hablen en la escuela, es un aspecto a considerar, pues podría enviar un mensaje al estudiantado que implique que no han existido (mujeres referentes) en el desarrollo de la matemática a lo largo de la historia, lo que no es cierto”.

“La enseñanza y socialización del conocimiento científico, en particular de la matemática, ha carecido de perspectiva de género. Por tanto, es algo que tenemos que cuestionarnos, ¿cómo transformamos la Educación Matemática para que realmente podamos incluir y cautivar a las niñas y jóvenes para estudiar matemáticas y/o que sigan carreras científicas? Bueno, la modelación es mi apuesta para atender la inclusión en el aula, que permite considerar las pluralidades en la construcción de conocimiento matemático”, reflexiona.

Ante la auto-exclusión de mujeres de esta disciplina, debido a las presiones de una cultura exitista en la cual deben rendir más que los hombres, la académica destaca que en su experiencia lo importante es no compararse, más bien propiciar la colaboración y no la competencia.

“La comparación con los pares hace mucho daño a nivel emocional, a nivel laboral. Uno tiene que centrarse en contribuir, hacia allá deberíamos remar, y para eso el trabajo colaborativo tiene que ser una convicción. Eso te permite generar equipos sólidos y aportar a la sociedad”, finaliza.

La académica impulsó el 1er Torneo Femenino de Matemáticas en la Universidad Católica del Norte (UCN) durante el año 2023.

Desde noviembre del 2019 la UNESCO proclamó el 14 de marzo como el Día Internacional de las Matemáticas, también conocido como el Día π (3/14 del formato de fecha en inglés). Es por esto que desde el Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up en UCN destacamos el compromiso y dedicación de la Dra. Cristina Manzaneda Herrera, académica del Departamento de Matemáticas.

Cristina Manzaneda fue la académica que lideró el primer Torneo Femenino de Matemáticas en 2023, promoviendo así la equidad de género e inclusión, proporcionando un espacio para que las niñas demuestren su talento en matemáticas. Iniciativa como estas no sólo inspiran a jóvenes a seguir carreras en el área STEM, sino que también contribuyen en acortar la brecha de género existente en estas disciplinas.

Además, esta distinguida académica, parte de la Red de Mentoras Science Up, ha sido seleccionada por el Diario El Mercurio de Antofagasta como Mujer Líder 2024, lo que valida su dedicación y liderazgo en el campo de las matemáticas y resalta su impacto positivo en nuestra institución y en la sociedad.

Pueden leer la entrevista completa de la Dra. Cristina Manzaneda Herrera publicada en el Diario El Mercurio de Antofagasta en el siguiente link aquí. En dicho medio de comunicación podrán conocer más sobre su trayectoria, su visión para el futuro de las matemáticas y su compromiso con la igualdad de género. Su historia inspiradora y su liderazgo en el campo de las ciencias matemáticas sin duda nos motivan a seguir promoviendo la excelencia académica y la equidad de género.

Durante noviembre se llevó a cabo el lanzamiento del segundo libro del Dr. Waldo Quiroz, docente e investigador del Instituto de Química de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, y colaborador del Eje de Armonización Curricular del Consorcio Science Up, titulado: “Podemos y debemos investigar: Ciencia para la ciudadanía activa”.

El lanzamiento del libro tuvo lugar en el auditorio Dr. Otto Zöllner Schorr de la Facultad de Ciencias PUCV, en la Sede Curauma, el cual contó con una mesa de presentación y la asistencia de cerca de 50 personas, entre ellos, estudiantes, docentes, funcionarios y funcionarios.

“Podemos y debemos investigar”

En conversación con el Dr. Waldo Quiroz, el académico comentó que esta obra está dirigida a cualquier persona que tenga interés por la investigación o quiera aprender sobre el área, ya sean estudiantes o profesionales que estén comenzando su trayectoria en la investigación científica.

“El libro es un intento de explicar qué es investigar, por qué es importante que todos investiguemos y cómo comenzar a hacerlo”, relató el docente, agregando que este libro busca convencer a la gente que tiene interés por investigar, a que se atrevan a hacerlo, porque pueden.

“Todas las personas tenemos curiosidad para formularnos preguntas y tenemos la capacidad para buscar soluciones a nuestros problemas, solo que en general, lo hacemos de forma intuitiva y desordenada”, mencionó el académico.

Además, el Dr. Quiroz enfatizó en que “con este libro busco demostrar que no es necesario tener un laboratorio ni perseguir un paper para investigar, muchas veces nuestra realidad local o personal nos presenta desafíos (…), problemas de cómo mejorar mi salud, mis ingresos, mis relaciones personales, etc., son cosas que se pueden investigar seriamente y la lógica de la investigación es la misma que la de la ciencia profesional”.

Investigación e innovación

Por otro lado, el académico se refirió a los aportes que el libro entrega al área de la investigación. Sobre ello, agregó que: “ayuda a entender el cómo encontrar y formular un problema de investigación y cómo se sistematizan y analizan datos. No existen libros en español que realicen un análisis sistemático de estos aspectos y, en general, quienes estudiamos ciencias lo aprendemos en la práctica a través de equivocaciones, y en conversaciones con nuestros mentores”, indicó el Dr. Quiroz.

En cuanto a la conexión con la innovación y el emprendimiento, y pese a que no son la piedra angular de su libro, Waldo Quiroz indicó que sí cuentan con un punto en común con la investigación científica básica; todas buscan resolver problemas. Sobre ello, señaló que, “en el caso de la ciencia básica, son problemas de conocimiento que buscan comprender cómo funciona el mundo (…), en el caso de la innovación de base científica, son problemas de acción que buscan determinar las mejores formas de intervenir la realidad y el resultado de eso son mejores métodos y sistemas materiales”. 

Continuó señalando que, “la lógica de investigación es la misma, es enterarse de lo que ya se sabe del tema, implementar o proponer nuevas o mejores soluciones, diseñar alguna forma de evaluar el desempeño de esas soluciones, analizar los datos como resultado de esas pruebas y concluir en concordancia con lo anterior”, finalizó el académico.

Uno de los objetivos de Science Up es fomentar la vinculación con exalumnos y alumnas de las facultades de Ciencias adscritas al Consorcio. En ese contexto, Science Up y la Facultad de Ciencia PUCV establecieron conexión con la empresa “Pakarina 3D”, una start up ariqueña que lleva tres años en el mercado y que busca expandir su alcance en la región de Valparaíso.

En concreto, “Pakarina 3D” mediante modelamiento de proteínas en tamaño real, es capaz de contribuir de manera didáctica y tangible a los/las estudiantes de la facultad de Ciencias en su aprendizaje disciplinar.

En conversación con Juan Carlos Rivero, Asesor Químico de “Pakarina 3D” y Bioquímico de la PUCV, comentó que su interés por el emprendimiento nació cuando estaba estudiando en el Instituto de Química PUCV, sin embargo, la formalización de “Pakarina 3D” se llevó a cabo durante la pandemia, en septiembre del año 2021.

Además, Cynthia Arias, fundadora y CEO de la start up, indicó que, tras este inicio, se adjudicaron en 2022 el fondo de Corfo “Semilla Inicia”, con el cual expandieron su negocio, obtuvieron la validación técnica, el registro de la marca, entre otros aspectos legales. En febrero de este año se adjudicaron un fondo “Semilla Expande”, financiamiento que les permitirá alcanzar nuevos mercados tanto a nivel nacional como internacional.

¿En qué consiste esta vinculación con la Facultad de Ciencias PUCV, cómo surgió y qué esperan de ella en el corto plazo?

Juan Carlos: Como ex alumno de la Facultad de Ciencia, de la carrera de Bioquímica, siempre uno quiere volver a su alma mater. Entonces, es importante este proceso de vinculación. Nosotros entendemos que Science Up es un foco de desarrollo tecnológico.

Nosotros queremos insertarnos en esto y poder ofrecer productos o servicios, entendiendo que con la tecnología de impresión 3D solo la imaginación te puede limitar a desarrollar un producto tangible. Eso es lo que nosotros buscamos.

Tenemos ciertas líneas que podemos generar, ya sea modelamiento de proteína en tamaño real, para que los estudiantes puedan visualizarlo. Como estudiante, a veces cuesta un poco entender qué ocurre en el mundo micro, en el mundo molecular, pero de una forma más tangible con estas impresiones se puede lograr, ya que el aprendizaje entra desde los sentidos y el tacto es uno de ellos.

¿Conocías el consorcio? Actualmente tenemos diversos programas dirigidos a estudiantes de pre y postgrado de la Facultad, donde ellos formulan una idea de emprendimiento. ¿Qué opinas de estos programas?

Yo tomé un curso dentro de la incubadora de Chrysalis. Entonces, de ahí partió este bichito por emprender. Hoy ya más formalizado, es una startup. Pero cuando hice este curso era la primera vez que se hacía para alumnos de todas las facultades. Entonces, era muy precoz el proceso de desarrollo e innovación de emprendimientos.

Hoy día ya hay un ecosistema que se está levantando en varios lugares, en Santiago, Concepción y Valparaíso es un foco importante y nosotros queremos aportar desde el norte. Vimos que Science Up está con la UCN también, y a nosotros nos interesa porque hay una red de inversionistas privados que es Atacama Angels, que nace de la UCN. Entonces, vemos cómo este ecosistema va creciendo a nivel orgánico y de una u otra manera queremos insertarnos, desde cualquier arista, como líderes de la impresión 3D en el norte de Chile.

¿Qué herramientas te hubiera gustado tener cuando estabas en la Universidad que te ayudaran a madurar tu emprendimiento?

Lo que sería bueno o interesante hubiera sido que existieran fondos, pequeños fondos, para que uno enfrente de manera real qué es un emprendimiento, porque muchas veces se da la clase teórica o abstracta de cómo generar un modelo de negocio, pero distinto es verlo en la realidad, enfrentarse con desafíos, hablar con posibles clientes, entender cómo es generar ese proceso. Y eso creo que hay que hacerlo en terreno, de manera más real y no de forma tan teórica.

¿Crees que los y las estudiantes ahora ven el emprendimiento con otros ojos y que antes generaba miedo emprender?

Hay que entender que el mundo cambió. Muchas veces se entendía que nuestra formación como científicos teníamos que dedicarnos al área dura, entendiendo a la ciencia básica, producción de conocimiento, producción de papers. Pero hoy en día el mundo tiene distintas herramientas. Entender que ahora se necesitan habilidades más que conocimiento. Y la Universidad te da habilidades, algo que es muy importante.

¿Qué consejo le das a los y las estudiantes que están empezando en programas de emprendimiento de Science Up?

Yo creo que hay que salirse un poco de la línea de confort, que es en el fondo, la investigación dura, que también no digo que no sea importante, muchos de mis compañeros son doctores y están insertos en la academia, ya sea acá o en Estados Unidos o en Europa.

Lo importante es entender que hay otra línea, que es el emprendimiento, innovación, y que también es desafiante porque ayuda a transmitir que la ciencia se sale del laboratorio e impacta en la sociedad con soluciones tangibles, que incluso pueden ser comercializadas.

Además, sin los fondos de Corfo, por ejemplo, no hubiéramos podido inscribir la marca, como marca registrada, que es el proceso más formal. Tenemos páginas web, redes sociales, tenemos un coaching digital y, lo más importante, generamos una protección industrial para un producto desarrollado para la minería no metálica, bajo el concepto de “modelo de utilidad” ante INAPI, que es un tipo protección industrial que tiene Chile.

Entonces, hemos ido madurando, pero todo esto no se logra sin fondos. Entonces, hay que perderle el miedo a postular, y que eso te genera aprendizaje. El emprender es equivocarse constantemente, pero ese proceso te da madurez.

¿Cuáles son sus planes a futuro?

Cynthia Arias: Queremos integrar a Pakarina dentro de todas las regiones de Chile, entendiendo que la tecnología 3D es un abanico de oportunidades que puede llegar tanto al mismo rubro como a distintos sectores. Nuestro objetivo a corto plazo es participar en la Feria CAINCO en Bolivia a fin de mes, y a mediano plazo es poder participar en la Feria de Enexpro en Antofagasta el próximo año.

Juan Carlos Rivero: Fuimos a Ecuador el mes de julio a la Expo Minas y es importante mencionar que ya estamos en un proceso de internacionalización. Entonces, queremos en el fondo crecer de manera orgánica, ya sea en el territorio nacional y en el eje sudamericano, con los países del eje andino, que son Perú, Bolivia y Ecuador

Entrevista serie “Nuevas Autoridades USACH”

Desde la didáctica de las ciencias experimentales se suma una nueva coordinadora a LPF Usach, quien plantea volcar la discusión en torno al género y la ciencia hacia el cuestionamiento de la integración de la mujer en la academia, para proyectar de manera más firme su real inclusión y lo que esto implica.

La Directora de Vinculación con el Medio de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Carla Hernández Silva, se suma al equipo del Consorcio Science Up como Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina (LPF) para esta facultad. Cargo que asume con entusiasmo para aportar en los desafíos actuales que enfrentan las mujeres en las áreas de ciencia y tecnología.

Su relación con la ciencia comienza en su infancia, cuando su abuelo, que era un aficionado de la astronomía le enseña a utilizar un telescopio. Fue ese interés lo que la llevó a estudiar física, cursando luego pedagogía para cambiar la forma en que las y los jóvenes se acercan a la disciplina.

Solo tuvo una profesora durante la carrera y esa realidad es la que hoy se cuestiona, pero no solo por la falta de mujeres, sino por lo naturalizada que estaba esta situación. “No tuve muchos referentes femeninos durante mi formación y creo que eso también fue y ha sido hasta ahora, una motivación para mis intereses de investigación y divulgación”, señala.

Luego de unos años trabajando en colegios, pudo ver la necesidad de cambios al interior del aula y en el contexto socioeducativo en general, por lo que decidió especializarse. Viajó a España, donde realizó un máster y luego un doctorado en didáctica de las ciencias experimentales, comenzando sus actuales líneas de investigación: el impacto del aprendizaje activo en la física y la formación docente en ciencia, en las cuales se ha dedicado a integrar la perspectiva de género.

En sus investigaciones ha abordado las experiencias formativas de las estudiantes de física a nivel escolar y universitario. “Un ambiente de aprendizaje que no sea inclusivo o que propicie la discriminación de género puede tener un impacto negativo en la percepción de autoeficacia de las mujeres hacia la física”, señala, concepto que hace referencia a la creencia acerca de las propias capacidades para desenvolvernos en contextos específicos, que en el caso de la física puede influir en las decisiones vocacionales o incluso en la deserción académica.

Desde esta mirada, hoy asume su nuevo rol en el Consorcio, proponiendo cambiar el modelo de la integración que históricamente ha estado asociado a la participación de la mujer en la academia, por uno que realmente se construya desde la inclusión y el respeto.

“Una de mis preocupaciones frente al tema del liderazgo y la participación femenina es que la mayoría de las medidas se enfocan en la integración de las mujeres y en fortalecer nuestras capacidades, pero dejan de lado las condiciones desiguales del entorno en el cual se espera que participemos. El problema de las brechas de género en ciencia no es sólo un tema de mujeres, y debe ser abordado por la comunidad académica en su conjunto para crear un ambiente más equitativo y realmente inclusivo”, puntualiza.

Frente a la motivación de las nuevas generaciones de niñas y jóvenes a sumarse a la ciencia, plantea que primero hay que cambiar la visión que la sociedad tiene de la misma, visibilizando mucho más las características del trabajo científico y las contribuciones que actualmente realizan las mujeres. Algo que plasmó en su libro de divulgación “¿Qué hacen las científicas?”, publicado por Editorial USACH.

Hay que concebir la ciencia como un espacio donde todas y todos tienen la posibilidad de contribuir y desarrollarse, tanto en lo personal como en lo profesional, y desde diversas experticias. Es probable que más niñas se interesen y dediquen a la ciencia, si saben que pueden participar de ella desde sus diversos intereses, porque la ciencia es interdisciplinaria y ante todo, una actividad humana donde todas podemos contribuir. Para esto es que debemos seguir trabajando”, concluye.

Ante el nuevo desafío que asume, el nuevo Coordinador del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico, de Science Up en la Facultad de Ciencia de la Usach, reflexiona sobre el impulso de la innovación desde las fronteras del conocimiento.

Una nueva autoridad se suma al equipo del Consorcio Science Up en la Usach. Se trata del Dr. Guillermo Romero Huenchuñir, Vicedecano de Investigación y Postgrado de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile y actual Coordinador del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico (VESE).

“Como autoridad, es importante promover la innovación y el emprendimiento, y en el proceso, aprender de estos temas. Para mí es un desafío cambiar el switch de físico teórico, por la inercia y mi formación, por eso creo que es importante que exista este Consorcio, para que la comunidad universitaria tenga un acercamiento a la innovación”, señala el académico.

Estudió Licenciatura en Física Aplicada en la Usach, influenciado por la forma de mostrar esta disciplina de su profesor de educación, pero su determinación de seguir una carrera académica vendría de la mano del electromagnetismo, rama de la física con la cual se inspiró para seguir una carrera científica.

Las primeras publicaciones en su doctorado, realizado en la misma universidad, lo motivaron a perseverar en la academia. Es en ese período que realiza una pasantía en Bilbao (España), donde trabajaría con el profesor Enrique Solano. Una etapa que lo marcó, volviendo luego a realizar un posdoctorado en España por cinco años, época que recuerda como una de las más productivas de su vida.

Acercamiento a la innovación

Su línea de investigación se desarrolla en información cuántica y simulación cuántica, en la que estudia el control cuántico de sistemas de muchos cuerpos, y circuitos cuánticos superconductores. Investigación que es parte de las fronteras del conocimiento, área que en el mundo empresas como Google, IBM, LG y Microsoft destinan muchos fondos.

“Nuestra esperanza es que haya un breakthrough que muestre un punto de inflexión, donde los computadores cuánticos realmente superen a los computadores clásicos y comiencen a coexistir para resolver problemas de forma conjunta”, expresa

Su primera aproximación a la innovación fue en su pasantía de doctorado en España. Su profesor le planteó un desafío: desarrollar un detector de fotones, pero en el rango específico de 1 a 10 GHz, algo que no existía en esa época. Luego de una ardua revisión bibliográfica, encontró la solución.

“En el año 2009 publicamos un artículo que se llama Microwave Photon Detection en circuitos superconductores y eso dio lugar a una patente. Lamentablemente nunca se comercializó. Falto que más investigadores se interesaran para avanzar hacia pruebas de principio, que indicaran si era viable técnicamente”, recuerda.

Esta es una muestra de cómo los profesores pueden impulsar la innovación en las investigaciones de postgrado. Pero no siempre el impulso a esta área tiene que ser en esa dirección. Él ha observado que en su facultad la inclusión de la comunidad académica a través de estudiantes que desarrollan propuestas innovadoras ha tenido efectos positivos.

“Los estudiantes están participando cada vez más en los concursos de innovación. Esto ha implicado que cada vez más académicos se involucran a guiarlos en sus proyectos, lo que los hace más receptivos a estos temas. Es interesante ver cómo se impulsa la cultura de la innovación desde el estudiantado al profesorado”, rescata.

Mirando este panorama, y el de las otras disciplinas de su facultad, cree que es muy relevante formar a los profesionales para que puedan enfrentar el futuro. En los programas que actualmente impulsa su eje, ve una forma de propiciar las habilidades necesarias, como el pensamiento divergente, el liderazgo y el diseño e implementación de soluciones innovadoras.

“Más a futuro, por lo menos en mi área, habrá un punto donde se necesitará gente especializada que sepa manipular computadores cuánticos. Hoy hay startups y desarrolladores de algoritmos cuánticos, lo que dice que el tema mueve. Lo que pasa es que, claro, ¿dónde está el punto de inflexión? Eso todavía no se sabe. Esto pasa en muchas disciplinas científicas, por lo que preparar a la comunidad para participar en entornos de incertidumbre, se vuelve una necesidad”, expresa.

Entrevista serie “Mujeres líderes en la academia”

La actual Coordinadora del Eje de Armonización Curricular del Consorcio Science Up para la Facultad de Química y Biología de la Usach, analizó su trayectoria académica para encontrar los elementos que la llevaron a transformarse en una líder en ciencias.

En la actualidad, el cuestionamiento de sí el género es determinante para ser o no líder, cada vez es más obsoleto. No obstante, el dilema de si se nace o se hace se mantiene. Frente a esto, la Vicedecana de Docencia y Extensión de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Brenda Modak Canobra, plantea otra arista: si la motivación es lo suficientemente fuerte para asumir los sacrificios que implica ser líder.

“Ha significado no poder darle todo el tiempo que yo quisiera a mi investigación, eso para mí ha sido una complicación. Sin embargo, no es que una ande buscando un puesto administrativo, porque podrían ofrecerte uno y decir ‘no, muchas gracias’. En mi caso la respuesta también pasa por el querer a la facultad”, destaca.

Su historia comienza en la infancia. Desde pequeña la química se le daba sin esfuerzo, lo que disfrutaba. Sus estudios los desarrolló en la Usach, primero en Pedagogía en Química y Biología, luego el Magíster y Doctorado en Química. En esta misma universidad comenzó su carrera académica y al poco andar su carrera administrativa. 

La motivación para asumir cargos de liderazgo se asocia a un sentimiento de pertenencia con la facultad. Sin embargo, el cómo construyó el camino hasta su puesto actual, lo asocia a la “adquisición de saberes, que van más allá de la capacidad de aprender. El liderazgo está en la capacidad de internalizar las experiencias, el saber cómo enfrentar los desafíos”.

Para enfrentar estos desafíos, hay algo que ha sido transversal en su vida: el trabajo en equipo. Marcó su vida personal, pues existió un apoyo mutuo con su pareja para avanzar en sus carreras. Marcó su investigación, pues gracias a la colaboración interdisciplinaria se insertó en el mundo de la innovación. Finalmente, marcó su carrera administrativa, pues sin un equipo tenaz que la ayudara, señala que su carrera no hubiera sido la misma.

La intuición detrás de la innovación

Su investigación comenzó con el estudio de las propiedades antioxidantes de los metabolitos secundarios aislados las plantas del género Heliotropium, que habitan en el desierto, las que para protegerse producen una resina que las cubre completamente. Ella aísla esta resina y extrae sus compuestos, principalmente flavonoides, los que además están presentes en frutas y verduras, tienen muchas propiedades beneficiosas para el organismo, por lo que suelen ser consumidos. 

“Ahí empezó un poco el bichito de la aplicación. Cuando empezó el boom de las salmoneras, tuve mis primeros contactos con la Dra. Ana María Sandino y la Dra. Mónica Imarai, expertas en patógenos que atacan salmones. Les hablé de estos compuestos para probarlos en salmones y vimos que tenían buenos resultados”, relata. 

Desde ahí en adelante, sus investigaciones tomaron el rumbo de la interdisciplina y de la innovación, generando cuatro patentes en Chile y dos en el extranjero asociadas a inmunoestimulantes, antivirales y antibacterianos. Su objetivo es dar una alternativa a los compuestos tóxicos que actualmente utiliza la industria, aportando otros más amigables con el medioambiente.

“La idea es ir reemplazando los antibióticos, que provocan un daño a los ecosistemas marinos. Estos se han ido acumulando en el lecho marino y han provocado resistencia a las bacterias en peces, la que puede traspasarse a los animales terrestres que viven alrededor del entorno marino y finalmente a los que comemos los peces, generándonos resistencia también. Estamos buscando una alternativa para evitar esa resistencia e impacto medioambiental”, rescata.

Compatibilizar y potenciar

Hoy también es una de las coordinadoras del Eje de Armonización Curricular de Science Up en la Usach, lo que la ha llevado a asumir nuevos desafíos: potenciar la innovación y la perspectiva de género en las mallas curriculares de las carreras de su facultad, en concordancia con todas las facultades de ciencias que son parte del Consorcio.

“Se ha desarrollado un diálogo bastante enriquecedor entre las universidades sobre cuáles son las habilidades y competencias que un/a estudiante debe tener para la innovación y la creatividad. Hay diferencias, sí, las identidades de las universidades son distintas, pero también las de las carreras mismas. No es fácil, es un desafío y ahora se viene el minor sobre innovación y emprendimiento”, adelanta la académica.

Estos ajustes curriculares se insertan en las acciones para que la innovación pase de ser una novedad a ser una alternativa natural para la comunidad académica y estudiantil. Un cambio cultural al cual se suma la perspectiva de género, para que la conversación que hoy se gesta en la sociedad se traspase a la formación de las nuevas generaciones científicas.

“En nuestra época del doctorado había machismo. Más de una vez un profesor cuestionó que realizara el doctorado. Después, en la carrera académica tampoco fue fácil, a algunos profesores les costaba reconocer que éramos sus pares, y que ya no éramos estudiantes, mientras que en lo administrativo, asumir como jefas de algunos que fueron nuestros profesores, también fue difícil. Es que nunca ha sido fácil”, indica, proyectando que los esfuerzos de hoy se reflejen en las aulas, para que estas situaciones no se repitan.

¿Qué le diría a las niñas y jóvenes que quieren estudiar ciencias?

– Que hay que atreverse. Tenemos las mismas capacidades que los hombres y no tenemos que demostrarle nada a nadie. Podemos, solo tienen que atreverse.

“Creo que una de las dificultades propias de una candidatura es poder tener el respaldo de mis colegas”.

Niris Cortés Pizarro, autoridad universitaria perteneciente al Eje de Gobernanza del Consorcio Science Up, se consolidó como decana de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte, en Coquimbo, durante el año 2022, convirtiéndose en la segunda mujer en llegar a este cargo en su unidad.

Bióloga Marina de profesión, madre de dos hijos y ex alumna de la Facultad de la que hoy está a cargo. Comenzó su carrera en el año 1998, cuando se recibió de la carrera de Biología Marina, trabajando en conjunto con quien fue su profesor guía de tesis en proyectos asociados a  estudios de impacto y evaluación ambiental. Unos años más adelante, comenzó a hacer docencia estableciéndose como profesora planta en la Escuela de Prevención de Riesgo y Medio ambiente de la misma casa de estudios.

Fue Jefa de carrera en dos ocasiones, Encargada Docente durante siete años y Directora de Magíster en Gestión Ambiental durante otros seis años. Su último cargo, antes de ser decana, fue de Secretaria Docente de su Facultad, asesorando estrechamente al decano de ese entonces.

¿Cómo ha sido profesionalmente lograr llegar a un puesto con un alto nivel de responsabilidad, en un área donde la participación femenina es baja?

Efectivamente, en octubre del año pasado asumí como decana de la Facultad de Ciencias del Mar, soy la segunda mujer en asumir este cargo, y además, soy la primera ex alumna de la Facultad de Ciencias del Mar en ser Decana de la misma.

Antes que mí, hace unos 15 años atrás, la primera mujer en asumir este cargo fue Elisabeth Von Brand, por lo tanto, esto da cuenta de la poca presencia de mujeres en cargos de alto mando.

Llegar a este puesto necesitó una madurez profesional. En las diferentes instancias en las que tuve oportunidad de poder asumir cargos lo asumí con bastante responsabilidad, ya que significa ser parte de equipos multidisciplinarios para poder trabajar, y la madurez que uno  va adquiriendo con el tiempo, la experiencia, saber socializar, cómo resolver problemas, siempre tratando de ser empático y liderar equipos, trabajando en conjunto con los colegas, entre otras cualidades, fue lo que me dio la confianza de poder plantearme ser candidata a este cargo y asumirlo.

Si se me hubiese dado esta oportunidad hace 10 años atrás, ni siquiera hubiese pensado en postular para un cargo de esa magnitud.

En relación a lo anterior, ¿qué la motivó a tomar un rol de líder en el área STEM?

Creo que, en mi caso particular, ser líder ha sido algo innato. Afortunadamente, tengo una formación desde mi hogar que siempre fue liderada por mujeres, y además, el hecho de creer en mis capacidades, aprovechar las oportunidades que se me dan o que se me brinda y ser perseverante ha generado en mí una seguridad para saber liderar en situaciones que lo ameriten.

¿Tuvo dificultades cuando se planteó la idea de ser decana de la Facultad de Ciencias del Mar? ¿Cuáles y cómo los enfrentó?

En un principio fue un grupo cercano de colegas que me plantearon la idea de presentarme como candidata a ser decana, sin embargo, también me había dado cuenta que, en el año que estuve acompañando al decano anterior, yo tenía ciertas características que me permitían liderar. El decano de ese entonces me fue dando las instancias para que yo pudiese tomar ciertas decisiones y hacer sugerencias para la facultad.

También, mi habilidad de hacer gestión, de conversar, de socializar, ser capaz de escuchar y ser paciente fue lo que me hizo dar cuenta de que podía hacerlo.

No he tenido dificultades hasta el momento desde que asumí este cargo, por supuesto que a lo mejor van a aparecer, y más de una, pero cuando me planteé la opción de presentarme como candidata, una de las cosas que me preocupaba era saber cómo llegar a todos mis colegas. Somos un cuerpo de 38 académicos en la Facultad de Ciencias del Mar, por lo que, hay que representar y escuchar a todos.

¿Cómo fue llegar a este cargo, siendo sucesora de Elizabeth Von Brand, la primera decana de la Facultad antes mencionada?

Fue un momento muy lindo cuando supe que había sido seleccionada. Estuve acompañada de un par de colegas que me acompañaron en la oficina a que fuese la hora en la que darían los resultados.

En ese momento de espera vinieron recuerdos a mi mente de cuando entré a la Universidad, cuando entré a estudiar Biología Marina, que me costó, porque la primera vez que di la prueba para entrar en aquella época no pude postular a la carrera, y luego en una segunda oportunidad pude entrar a biología Marina.

Mi familia estaba en la casa, así que, a los primeros que llamé y les dije que había quedado fueron ellos; mis hijos y mi marido.

Fue muy emocionante para mí en la ceremonia en que asumí como decana, porque fue mucha gente de la que ahora estoy a cargo, pero más que ser jefa, soy responsable como decana, porque muchas personas que me ayudaron a hacer mi tesis, a tomar las muestras, a analizar las mismas, como también la secretaria de la Facultad, que siempre me ayudó a hacer los trámites, y así, mucha gente que fue parte de mi camino estuvo presente en la ceremonia.

Y también, Elizabeth Von Brand, que participa en este proyecto Science Up, es una mujer líder y que trabaja fuertemente en el posicionamiento de la de la mujer en la ciencia, por supuesto que también su opinión, su experiencia, que además fue mi profesora en pregrado, ha sido mi ejemplo a seguir.

¿Cuáles son los desafíos que usted tiene por delante como decana de la Facultad de Ciencias del Mar y cuáles son las proyecciones que se plantea mientras dure su periodo?

Los desafíos que tengo como decana, en primera instancia, es modernizar toda nuestra orgánica de la Facultad de Ciencias del Mar, aunque ha crecido muchísimo en los últimos años.

Tenemos dos centros importantes de investigación, como es el Centro de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI) y el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Algas (CIDTA).

Además, tenemos proyectos permanentes que apoyan a la investigación, vinculación, publicaciones, proyectos milenio, entre otros, por lo tanto, esto da cuenta de que somos una facultad que aporta con mucha investigación, por lo tanto, el ser decana de una facultad que aporta de manera importante a las ciencias es todo un desafío.

Tenemos que ir facilitando que todo esto siga aumentando en el tiempo y no decrezca y para eso hay que aportar con diferentes herramientas, gestionar las necesidades que tienen los diferentes investigadores, mejorar la docencia, innovar, resguardar que nuestros estudiantes tengan una educación de calidad, hacerles un acompañamiento y seguimiento para que logren sus metas y los podamos formar con un sello educativo importante.

Los desafíos son muchos y quiero avanzar y apoyar en todo para poder disfrutar de los resultados que se logren cumplir en este periodo, por lo tanto, el camino no es fácil, pero tenemos muchas ganas de hacer que las metas comprometidas para este período de decanatura, que termina en septiembre del año 2025, se cumplan.