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Uno de los objetivos de Science Up es fomentar la vinculación con exalumnos y alumnas de las facultades de Ciencias adscritas al Consorcio. En ese contexto, Science Up y la Facultad de Ciencia PUCV establecieron conexión con la empresa “Pakarina 3D”, una start up ariqueña que lleva tres años en el mercado y que busca expandir su alcance en la región de Valparaíso.

En concreto, “Pakarina 3D” mediante modelamiento de proteínas en tamaño real, es capaz de contribuir de manera didáctica y tangible a los/las estudiantes de la facultad de Ciencias en su aprendizaje disciplinar.

En conversación con Juan Carlos Rivero, Asesor Químico de “Pakarina 3D” y Bioquímico de la PUCV, comentó que su interés por el emprendimiento nació cuando estaba estudiando en el Instituto de Química PUCV, sin embargo, la formalización de “Pakarina 3D” se llevó a cabo durante la pandemia, en septiembre del año 2021.

Además, Cynthia Arias, fundadora y CEO de la start up, indicó que, tras este inicio, se adjudicaron en 2022 el fondo de Corfo “Semilla Inicia”, con el cual expandieron su negocio, obtuvieron la validación técnica, el registro de la marca, entre otros aspectos legales. En febrero de este año se adjudicaron un fondo “Semilla Expande”, financiamiento que les permitirá alcanzar nuevos mercados tanto a nivel nacional como internacional.

¿En qué consiste esta vinculación con la Facultad de Ciencias PUCV, cómo surgió y qué esperan de ella en el corto plazo?

Juan Carlos: Como ex alumno de la Facultad de Ciencia, de la carrera de Bioquímica, siempre uno quiere volver a su alma mater. Entonces, es importante este proceso de vinculación. Nosotros entendemos que Science Up es un foco de desarrollo tecnológico.

Nosotros queremos insertarnos en esto y poder ofrecer productos o servicios, entendiendo que con la tecnología de impresión 3D solo la imaginación te puede limitar a desarrollar un producto tangible. Eso es lo que nosotros buscamos.

Tenemos ciertas líneas que podemos generar, ya sea modelamiento de proteína en tamaño real, para que los estudiantes puedan visualizarlo. Como estudiante, a veces cuesta un poco entender qué ocurre en el mundo micro, en el mundo molecular, pero de una forma más tangible con estas impresiones se puede lograr, ya que el aprendizaje entra desde los sentidos y el tacto es uno de ellos.

¿Conocías el consorcio? Actualmente tenemos diversos programas dirigidos a estudiantes de pre y postgrado de la Facultad, donde ellos formulan una idea de emprendimiento. ¿Qué opinas de estos programas?

Yo tomé un curso dentro de la incubadora de Chrysalis. Entonces, de ahí partió este bichito por emprender. Hoy ya más formalizado, es una startup. Pero cuando hice este curso era la primera vez que se hacía para alumnos de todas las facultades. Entonces, era muy precoz el proceso de desarrollo e innovación de emprendimientos.

Hoy día ya hay un ecosistema que se está levantando en varios lugares, en Santiago, Concepción y Valparaíso es un foco importante y nosotros queremos aportar desde el norte. Vimos que Science Up está con la UCN también, y a nosotros nos interesa porque hay una red de inversionistas privados que es Atacama Angels, que nace de la UCN. Entonces, vemos cómo este ecosistema va creciendo a nivel orgánico y de una u otra manera queremos insertarnos, desde cualquier arista, como líderes de la impresión 3D en el norte de Chile.

¿Qué herramientas te hubiera gustado tener cuando estabas en la Universidad que te ayudaran a madurar tu emprendimiento?

Lo que sería bueno o interesante hubiera sido que existieran fondos, pequeños fondos, para que uno enfrente de manera real qué es un emprendimiento, porque muchas veces se da la clase teórica o abstracta de cómo generar un modelo de negocio, pero distinto es verlo en la realidad, enfrentarse con desafíos, hablar con posibles clientes, entender cómo es generar ese proceso. Y eso creo que hay que hacerlo en terreno, de manera más real y no de forma tan teórica.

¿Crees que los y las estudiantes ahora ven el emprendimiento con otros ojos y que antes generaba miedo emprender?

Hay que entender que el mundo cambió. Muchas veces se entendía que nuestra formación como científicos teníamos que dedicarnos al área dura, entendiendo a la ciencia básica, producción de conocimiento, producción de papers. Pero hoy en día el mundo tiene distintas herramientas. Entender que ahora se necesitan habilidades más que conocimiento. Y la Universidad te da habilidades, algo que es muy importante.

¿Qué consejo le das a los y las estudiantes que están empezando en programas de emprendimiento de Science Up?

Yo creo que hay que salirse un poco de la línea de confort, que es en el fondo, la investigación dura, que también no digo que no sea importante, muchos de mis compañeros son doctores y están insertos en la academia, ya sea acá o en Estados Unidos o en Europa.

Lo importante es entender que hay otra línea, que es el emprendimiento, innovación, y que también es desafiante porque ayuda a transmitir que la ciencia se sale del laboratorio e impacta en la sociedad con soluciones tangibles, que incluso pueden ser comercializadas.

Además, sin los fondos de Corfo, por ejemplo, no hubiéramos podido inscribir la marca, como marca registrada, que es el proceso más formal. Tenemos páginas web, redes sociales, tenemos un coaching digital y, lo más importante, generamos una protección industrial para un producto desarrollado para la minería no metálica, bajo el concepto de “modelo de utilidad” ante INAPI, que es un tipo protección industrial que tiene Chile.

Entonces, hemos ido madurando, pero todo esto no se logra sin fondos. Entonces, hay que perderle el miedo a postular, y que eso te genera aprendizaje. El emprender es equivocarse constantemente, pero ese proceso te da madurez.

¿Cuáles son sus planes a futuro?

Cynthia Arias: Queremos integrar a Pakarina dentro de todas las regiones de Chile, entendiendo que la tecnología 3D es un abanico de oportunidades que puede llegar tanto al mismo rubro como a distintos sectores. Nuestro objetivo a corto plazo es participar en la Feria CAINCO en Bolivia a fin de mes, y a mediano plazo es poder participar en la Feria de Enexpro en Antofagasta el próximo año.

Juan Carlos Rivero: Fuimos a Ecuador el mes de julio a la Expo Minas y es importante mencionar que ya estamos en un proceso de internacionalización. Entonces, queremos en el fondo crecer de manera orgánica, ya sea en el territorio nacional y en el eje sudamericano, con los países del eje andino, que son Perú, Bolivia y Ecuador

Entrevista serie “Nuevas Autoridades USACH”

Desde la didáctica de las ciencias experimentales se suma una nueva coordinadora a LPF Usach, quien plantea volcar la discusión en torno al género y la ciencia hacia el cuestionamiento de la integración de la mujer en la academia, para proyectar de manera más firme su real inclusión y lo que esto implica.

La Directora de Vinculación con el Medio de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Carla Hernández Silva, se suma al equipo del Consorcio Science Up como Coordinadora del Eje de Liderazgo y Participación Femenina (LPF) para esta facultad. Cargo que asume con entusiasmo para aportar en los desafíos actuales que enfrentan las mujeres en las áreas de ciencia y tecnología.

Su relación con la ciencia comienza en su infancia, cuando su abuelo, que era un aficionado de la astronomía le enseña a utilizar un telescopio. Fue ese interés lo que la llevó a estudiar física, cursando luego pedagogía para cambiar la forma en que las y los jóvenes se acercan a la disciplina.

Solo tuvo una profesora durante la carrera y esa realidad es la que hoy se cuestiona, pero no solo por la falta de mujeres, sino por lo naturalizada que estaba esta situación. “No tuve muchos referentes femeninos durante mi formación y creo que eso también fue y ha sido hasta ahora, una motivación para mis intereses de investigación y divulgación”, señala.

Luego de unos años trabajando en colegios, pudo ver la necesidad de cambios al interior del aula y en el contexto socioeducativo en general, por lo que decidió especializarse. Viajó a España, donde realizó un máster y luego un doctorado en didáctica de las ciencias experimentales, comenzando sus actuales líneas de investigación: el impacto del aprendizaje activo en la física y la formación docente en ciencia, en las cuales se ha dedicado a integrar la perspectiva de género.

En sus investigaciones ha abordado las experiencias formativas de las estudiantes de física a nivel escolar y universitario. “Un ambiente de aprendizaje que no sea inclusivo o que propicie la discriminación de género puede tener un impacto negativo en la percepción de autoeficacia de las mujeres hacia la física”, señala, concepto que hace referencia a la creencia acerca de las propias capacidades para desenvolvernos en contextos específicos, que en el caso de la física puede influir en las decisiones vocacionales o incluso en la deserción académica.

Desde esta mirada, hoy asume su nuevo rol en el Consorcio, proponiendo cambiar el modelo de la integración que históricamente ha estado asociado a la participación de la mujer en la academia, por uno que realmente se construya desde la inclusión y el respeto.

“Una de mis preocupaciones frente al tema del liderazgo y la participación femenina es que la mayoría de las medidas se enfocan en la integración de las mujeres y en fortalecer nuestras capacidades, pero dejan de lado las condiciones desiguales del entorno en el cual se espera que participemos. El problema de las brechas de género en ciencia no es sólo un tema de mujeres, y debe ser abordado por la comunidad académica en su conjunto para crear un ambiente más equitativo y realmente inclusivo”, puntualiza.

Frente a la motivación de las nuevas generaciones de niñas y jóvenes a sumarse a la ciencia, plantea que primero hay que cambiar la visión que la sociedad tiene de la misma, visibilizando mucho más las características del trabajo científico y las contribuciones que actualmente realizan las mujeres. Algo que plasmó en su libro de divulgación “¿Qué hacen las científicas?”, publicado por Editorial USACH.

Hay que concebir la ciencia como un espacio donde todas y todos tienen la posibilidad de contribuir y desarrollarse, tanto en lo personal como en lo profesional, y desde diversas experticias. Es probable que más niñas se interesen y dediquen a la ciencia, si saben que pueden participar de ella desde sus diversos intereses, porque la ciencia es interdisciplinaria y ante todo, una actividad humana donde todas podemos contribuir. Para esto es que debemos seguir trabajando”, concluye.

Ante el nuevo desafío que asume, el nuevo Coordinador del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico, de Science Up en la Facultad de Ciencia de la Usach, reflexiona sobre el impulso de la innovación desde las fronteras del conocimiento.

Una nueva autoridad se suma al equipo del Consorcio Science Up en la Usach. Se trata del Dr. Guillermo Romero Huenchuñir, Vicedecano de Investigación y Postgrado de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile y actual Coordinador del Eje de Vinculación con el Entorno Socioeconómico (VESE).

“Como autoridad, es importante promover la innovación y el emprendimiento, y en el proceso, aprender de estos temas. Para mí es un desafío cambiar el switch de físico teórico, por la inercia y mi formación, por eso creo que es importante que exista este Consorcio, para que la comunidad universitaria tenga un acercamiento a la innovación”, señala el académico.

Estudió Licenciatura en Física Aplicada en la Usach, influenciado por la forma de mostrar esta disciplina de su profesor de educación, pero su determinación de seguir una carrera académica vendría de la mano del electromagnetismo, rama de la física con la cual se inspiró para seguir una carrera científica.

Las primeras publicaciones en su doctorado, realizado en la misma universidad, lo motivaron a perseverar en la academia. Es en ese período que realiza una pasantía en Bilbao (España), donde trabajaría con el profesor Enrique Solano. Una etapa que lo marcó, volviendo luego a realizar un posdoctorado en España por cinco años, época que recuerda como una de las más productivas de su vida.

Acercamiento a la innovación

Su línea de investigación se desarrolla en información cuántica y simulación cuántica, en la que estudia el control cuántico de sistemas de muchos cuerpos, y circuitos cuánticos superconductores. Investigación que es parte de las fronteras del conocimiento, área que en el mundo empresas como Google, IBM, LG y Microsoft destinan muchos fondos.

“Nuestra esperanza es que haya un breakthrough que muestre un punto de inflexión, donde los computadores cuánticos realmente superen a los computadores clásicos y comiencen a coexistir para resolver problemas de forma conjunta”, expresa

Su primera aproximación a la innovación fue en su pasantía de doctorado en España. Su profesor le planteó un desafío: desarrollar un detector de fotones, pero en el rango específico de 1 a 10 GHz, algo que no existía en esa época. Luego de una ardua revisión bibliográfica, encontró la solución.

“En el año 2009 publicamos un artículo que se llama Microwave Photon Detection en circuitos superconductores y eso dio lugar a una patente. Lamentablemente nunca se comercializó. Falto que más investigadores se interesaran para avanzar hacia pruebas de principio, que indicaran si era viable técnicamente”, recuerda.

Esta es una muestra de cómo los profesores pueden impulsar la innovación en las investigaciones de postgrado. Pero no siempre el impulso a esta área tiene que ser en esa dirección. Él ha observado que en su facultad la inclusión de la comunidad académica a través de estudiantes que desarrollan propuestas innovadoras ha tenido efectos positivos.

“Los estudiantes están participando cada vez más en los concursos de innovación. Esto ha implicado que cada vez más académicos se involucran a guiarlos en sus proyectos, lo que los hace más receptivos a estos temas. Es interesante ver cómo se impulsa la cultura de la innovación desde el estudiantado al profesorado”, rescata.

Mirando este panorama, y el de las otras disciplinas de su facultad, cree que es muy relevante formar a los profesionales para que puedan enfrentar el futuro. En los programas que actualmente impulsa su eje, ve una forma de propiciar las habilidades necesarias, como el pensamiento divergente, el liderazgo y el diseño e implementación de soluciones innovadoras.

“Más a futuro, por lo menos en mi área, habrá un punto donde se necesitará gente especializada que sepa manipular computadores cuánticos. Hoy hay startups y desarrolladores de algoritmos cuánticos, lo que dice que el tema mueve. Lo que pasa es que, claro, ¿dónde está el punto de inflexión? Eso todavía no se sabe. Esto pasa en muchas disciplinas científicas, por lo que preparar a la comunidad para participar en entornos de incertidumbre, se vuelve una necesidad”, expresa.

Entrevista serie “Mujeres líderes en la academia”

La actual Coordinadora del Eje de Armonización Curricular del Consorcio Science Up para la Facultad de Química y Biología de la Usach, analizó su trayectoria académica para encontrar los elementos que la llevaron a transformarse en una líder en ciencias.

En la actualidad, el cuestionamiento de sí el género es determinante para ser o no líder, cada vez es más obsoleto. No obstante, el dilema de si se nace o se hace se mantiene. Frente a esto, la Vicedecana de Docencia y Extensión de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago de Chile, Dra. Brenda Modak Canobra, plantea otra arista: si la motivación es lo suficientemente fuerte para asumir los sacrificios que implica ser líder.

“Ha significado no poder darle todo el tiempo que yo quisiera a mi investigación, eso para mí ha sido una complicación. Sin embargo, no es que una ande buscando un puesto administrativo, porque podrían ofrecerte uno y decir ‘no, muchas gracias’. En mi caso la respuesta también pasa por el querer a la facultad”, destaca.

Su historia comienza en la infancia. Desde pequeña la química se le daba sin esfuerzo, lo que disfrutaba. Sus estudios los desarrolló en la Usach, primero en Pedagogía en Química y Biología, luego el Magíster y Doctorado en Química. En esta misma universidad comenzó su carrera académica y al poco andar su carrera administrativa. 

La motivación para asumir cargos de liderazgo se asocia a un sentimiento de pertenencia con la facultad. Sin embargo, el cómo construyó el camino hasta su puesto actual, lo asocia a la “adquisición de saberes, que van más allá de la capacidad de aprender. El liderazgo está en la capacidad de internalizar las experiencias, el saber cómo enfrentar los desafíos”.

Para enfrentar estos desafíos, hay algo que ha sido transversal en su vida: el trabajo en equipo. Marcó su vida personal, pues existió un apoyo mutuo con su pareja para avanzar en sus carreras. Marcó su investigación, pues gracias a la colaboración interdisciplinaria se insertó en el mundo de la innovación. Finalmente, marcó su carrera administrativa, pues sin un equipo tenaz que la ayudara, señala que su carrera no hubiera sido la misma.

La intuición detrás de la innovación

Su investigación comenzó con el estudio de las propiedades antioxidantes de los metabolitos secundarios aislados las plantas del género Heliotropium, que habitan en el desierto, las que para protegerse producen una resina que las cubre completamente. Ella aísla esta resina y extrae sus compuestos, principalmente flavonoides, los que además están presentes en frutas y verduras, tienen muchas propiedades beneficiosas para el organismo, por lo que suelen ser consumidos. 

“Ahí empezó un poco el bichito de la aplicación. Cuando empezó el boom de las salmoneras, tuve mis primeros contactos con la Dra. Ana María Sandino y la Dra. Mónica Imarai, expertas en patógenos que atacan salmones. Les hablé de estos compuestos para probarlos en salmones y vimos que tenían buenos resultados”, relata. 

Desde ahí en adelante, sus investigaciones tomaron el rumbo de la interdisciplina y de la innovación, generando cuatro patentes en Chile y dos en el extranjero asociadas a inmunoestimulantes, antivirales y antibacterianos. Su objetivo es dar una alternativa a los compuestos tóxicos que actualmente utiliza la industria, aportando otros más amigables con el medioambiente.

“La idea es ir reemplazando los antibióticos, que provocan un daño a los ecosistemas marinos. Estos se han ido acumulando en el lecho marino y han provocado resistencia a las bacterias en peces, la que puede traspasarse a los animales terrestres que viven alrededor del entorno marino y finalmente a los que comemos los peces, generándonos resistencia también. Estamos buscando una alternativa para evitar esa resistencia e impacto medioambiental”, rescata.

Compatibilizar y potenciar

Hoy también es una de las coordinadoras del Eje de Armonización Curricular de Science Up en la Usach, lo que la ha llevado a asumir nuevos desafíos: potenciar la innovación y la perspectiva de género en las mallas curriculares de las carreras de su facultad, en concordancia con todas las facultades de ciencias que son parte del Consorcio.

“Se ha desarrollado un diálogo bastante enriquecedor entre las universidades sobre cuáles son las habilidades y competencias que un/a estudiante debe tener para la innovación y la creatividad. Hay diferencias, sí, las identidades de las universidades son distintas, pero también las de las carreras mismas. No es fácil, es un desafío y ahora se viene el minor sobre innovación y emprendimiento”, adelanta la académica.

Estos ajustes curriculares se insertan en las acciones para que la innovación pase de ser una novedad a ser una alternativa natural para la comunidad académica y estudiantil. Un cambio cultural al cual se suma la perspectiva de género, para que la conversación que hoy se gesta en la sociedad se traspase a la formación de las nuevas generaciones científicas.

“En nuestra época del doctorado había machismo. Más de una vez un profesor cuestionó que realizara el doctorado. Después, en la carrera académica tampoco fue fácil, a algunos profesores les costaba reconocer que éramos sus pares, y que ya no éramos estudiantes, mientras que en lo administrativo, asumir como jefas de algunos que fueron nuestros profesores, también fue difícil. Es que nunca ha sido fácil”, indica, proyectando que los esfuerzos de hoy se reflejen en las aulas, para que estas situaciones no se repitan.

¿Qué le diría a las niñas y jóvenes que quieren estudiar ciencias?

– Que hay que atreverse. Tenemos las mismas capacidades que los hombres y no tenemos que demostrarle nada a nadie. Podemos, solo tienen que atreverse.

“Creo que una de las dificultades propias de una candidatura es poder tener el respaldo de mis colegas”.

Niris Cortés Pizarro, autoridad universitaria perteneciente al Eje de Gobernanza del Consorcio Science Up, se consolidó como decana de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Católica del Norte, en Coquimbo, durante el año 2022, convirtiéndose en la segunda mujer en llegar a este cargo en su unidad.

Bióloga Marina de profesión, madre de dos hijos y ex alumna de la Facultad de la que hoy está a cargo. Comenzó su carrera en el año 1998, cuando se recibió de la carrera de Biología Marina, trabajando en conjunto con quien fue su profesor guía de tesis en proyectos asociados a  estudios de impacto y evaluación ambiental. Unos años más adelante, comenzó a hacer docencia estableciéndose como profesora planta en la Escuela de Prevención de Riesgo y Medio ambiente de la misma casa de estudios.

Fue Jefa de carrera en dos ocasiones, Encargada Docente durante siete años y Directora de Magíster en Gestión Ambiental durante otros seis años. Su último cargo, antes de ser decana, fue de Secretaria Docente de su Facultad, asesorando estrechamente al decano de ese entonces.

¿Cómo ha sido profesionalmente lograr llegar a un puesto con un alto nivel de responsabilidad, en un área donde la participación femenina es baja?

Efectivamente, en octubre del año pasado asumí como decana de la Facultad de Ciencias del Mar, soy la segunda mujer en asumir este cargo, y además, soy la primera ex alumna de la Facultad de Ciencias del Mar en ser Decana de la misma.

Antes que mí, hace unos 15 años atrás, la primera mujer en asumir este cargo fue Elisabeth Von Brand, por lo tanto, esto da cuenta de la poca presencia de mujeres en cargos de alto mando.

Llegar a este puesto necesitó una madurez profesional. En las diferentes instancias en las que tuve oportunidad de poder asumir cargos lo asumí con bastante responsabilidad, ya que significa ser parte de equipos multidisciplinarios para poder trabajar, y la madurez que uno  va adquiriendo con el tiempo, la experiencia, saber socializar, cómo resolver problemas, siempre tratando de ser empático y liderar equipos, trabajando en conjunto con los colegas, entre otras cualidades, fue lo que me dio la confianza de poder plantearme ser candidata a este cargo y asumirlo.

Si se me hubiese dado esta oportunidad hace 10 años atrás, ni siquiera hubiese pensado en postular para un cargo de esa magnitud.

En relación a lo anterior, ¿qué la motivó a tomar un rol de líder en el área STEM?

Creo que, en mi caso particular, ser líder ha sido algo innato. Afortunadamente, tengo una formación desde mi hogar que siempre fue liderada por mujeres, y además, el hecho de creer en mis capacidades, aprovechar las oportunidades que se me dan o que se me brinda y ser perseverante ha generado en mí una seguridad para saber liderar en situaciones que lo ameriten.

¿Tuvo dificultades cuando se planteó la idea de ser decana de la Facultad de Ciencias del Mar? ¿Cuáles y cómo los enfrentó?

En un principio fue un grupo cercano de colegas que me plantearon la idea de presentarme como candidata a ser decana, sin embargo, también me había dado cuenta que, en el año que estuve acompañando al decano anterior, yo tenía ciertas características que me permitían liderar. El decano de ese entonces me fue dando las instancias para que yo pudiese tomar ciertas decisiones y hacer sugerencias para la facultad.

También, mi habilidad de hacer gestión, de conversar, de socializar, ser capaz de escuchar y ser paciente fue lo que me hizo dar cuenta de que podía hacerlo.

No he tenido dificultades hasta el momento desde que asumí este cargo, por supuesto que a lo mejor van a aparecer, y más de una, pero cuando me planteé la opción de presentarme como candidata, una de las cosas que me preocupaba era saber cómo llegar a todos mis colegas. Somos un cuerpo de 38 académicos en la Facultad de Ciencias del Mar, por lo que, hay que representar y escuchar a todos.

¿Cómo fue llegar a este cargo, siendo sucesora de Elizabeth Von Brand, la primera decana de la Facultad antes mencionada?

Fue un momento muy lindo cuando supe que había sido seleccionada. Estuve acompañada de un par de colegas que me acompañaron en la oficina a que fuese la hora en la que darían los resultados.

En ese momento de espera vinieron recuerdos a mi mente de cuando entré a la Universidad, cuando entré a estudiar Biología Marina, que me costó, porque la primera vez que di la prueba para entrar en aquella época no pude postular a la carrera, y luego en una segunda oportunidad pude entrar a biología Marina.

Mi familia estaba en la casa, así que, a los primeros que llamé y les dije que había quedado fueron ellos; mis hijos y mi marido.

Fue muy emocionante para mí en la ceremonia en que asumí como decana, porque fue mucha gente de la que ahora estoy a cargo, pero más que ser jefa, soy responsable como decana, porque muchas personas que me ayudaron a hacer mi tesis, a tomar las muestras, a analizar las mismas, como también la secretaria de la Facultad, que siempre me ayudó a hacer los trámites, y así, mucha gente que fue parte de mi camino estuvo presente en la ceremonia.

Y también, Elizabeth Von Brand, que participa en este proyecto Science Up, es una mujer líder y que trabaja fuertemente en el posicionamiento de la de la mujer en la ciencia, por supuesto que también su opinión, su experiencia, que además fue mi profesora en pregrado, ha sido mi ejemplo a seguir.

¿Cuáles son los desafíos que usted tiene por delante como decana de la Facultad de Ciencias del Mar y cuáles son las proyecciones que se plantea mientras dure su periodo?

Los desafíos que tengo como decana, en primera instancia, es modernizar toda nuestra orgánica de la Facultad de Ciencias del Mar, aunque ha crecido muchísimo en los últimos años.

Tenemos dos centros importantes de investigación, como es el Centro de Ecología y Manejo Sustentable de Islas Oceánicas (ESMOI) y el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico en Algas (CIDTA).

Además, tenemos proyectos permanentes que apoyan a la investigación, vinculación, publicaciones, proyectos milenio, entre otros, por lo tanto, esto da cuenta de que somos una facultad que aporta con mucha investigación, por lo tanto, el ser decana de una facultad que aporta de manera importante a las ciencias es todo un desafío.

Tenemos que ir facilitando que todo esto siga aumentando en el tiempo y no decrezca y para eso hay que aportar con diferentes herramientas, gestionar las necesidades que tienen los diferentes investigadores, mejorar la docencia, innovar, resguardar que nuestros estudiantes tengan una educación de calidad, hacerles un acompañamiento y seguimiento para que logren sus metas y los podamos formar con un sello educativo importante.

Los desafíos son muchos y quiero avanzar y apoyar en todo para poder disfrutar de los resultados que se logren cumplir en este periodo, por lo tanto, el camino no es fácil, pero tenemos muchas ganas de hacer que las metas comprometidas para este período de decanatura, que termina en septiembre del año 2025, se cumplan.

La académica del Eje de Liderazgo y Participación Femenina del Consorcio Science Up y Doctora en Agricultura Genética de la Universidad de Tohoku, Japón, recuerda que desde sus años escolares siempre estuvo interesada en la biología, y así siguió su camino hasta ser una de las 10 estudiantes mujeres de su generación en la carrera de Licenciatura en Biología en la Universidad de Chile, graduándose en 1982. En el mismo año ganó una beca para cursar estudios de magíster en Genética en la North Carolina State University, Raleigh, EEUU. Una vez de vuelta en Chile, se desempeñó como encargada de la reserva “Las Chinchillas” en Aucó, Illapel, para el área de vida silvestre de CONAF.

Unos años más tarde, en 1985 se incorporaría como académica del Departamento de Biología Marina de la Universidad Católica del Norte en Coquimbo, donde se ha desempeñado ininterrumpidamente hasta la actualidad, llegando incluso a ser la primera Decana de la Facultad de Ciencias del Mar entre los años 2005 y 2007.

Sin embargo, es notable el hecho de que existen pocas referentes femeninas en el mundo de las ciencias, debido a la brecha de género, y que perpetúa en la actualidad.

¿Cómo fue para ti estudiar y ejercer en un rubro donde las mujeres tienen baja participación, y en ocasiones, no son valorizadas?

Siempre fui estimulada por mis padres a estudiar lo que me gustaba y la biología era mi fascinación desde el colegio, por lo que, nunca me pusieron límites para estudiar.

Cuando ingresé como estudiante a la universidad éramos 10 mujeres y 40 hombres, sin embargo, no sentí trato diferencial durante esos años, incluso cuando gané unas becas de postgrado, jamás me cuestioné contra quiénes estaba compitiendo. La única vez que tuve la sensación de ser discriminada por ser mujer, fue cuando hice mi doctorado en Japón.

¿Qué te motivó a tomar un rol de líder en el área STEM cuando asumiste como primera decana de la Facultad de Ciencias del Mar entre el 2005 y 2007?

El gran desafío de asumir como primera decana mujer en la Facultad de Ciencias del Mar fue grande, pero antes de llegar a este cargo fui Jefa de Carrera, Directora del Programa de Magíster en Ciencias del Mar y Presidenta de la Asociación Gremial de Académicos. Esto me ayudó a asumir este desafío. Fue difícil enfrentarme a los colegas del consejo superior, que eran todos hombres, y que al comienzo me veían un poco como una rareza, porque no solo era mujer, también tenía un doctorado. Pese a eso, de a poco me fueron incluyendo. Posteriormente, se sumaron dos decanas más, una de la Facultad de Ciencias y una de la Facultad de Humanidades.

¿Cuáles fueron los principales desafíos a los que te enfrentaste cuando asumiste como primera decana de la Facultad de Ciencias del Mar?

Enfrentar prejuicios, ya que se espera que seamos Jefas de Carrera, pero no autoridades superiores. Sin embargo, la parte más compleja fue conciliar la vida familiar con el cargo, ya que tenía un bebé, y muchas de las actividades de representación, de las que debía participar, eran después del horario de trabajo. Además, mi esposo estaba haciendo su Doctorado en USA y tuve que buscar soluciones creativas ante esta situación. Uno de los logros diferenciadores de mi decanatura es que nombré mujeres en los cargos de confianza, como a la Dra. Karin Lohrmann, como Secretaria Docente y a la profesora Gloria Martínez, como Secretaria de Investigación.

Al asumir como primera decana de la Facultad de Ciencias del Mar se marca un hito y precedente histórico, siendo así un referente para futuras generaciones de científicas. ¿Cuál es la huella que quieres dejar con tu legado?

Como mujeres somos capaces de desempeñar todo tipo de cargos, tenemos liderazgos diferentes, probablemente más inclusivos, y esta huella ya marcada es la que abrió el camino a que 15 años después de este hito tenemos una segunda Decana mujer de la Facultad de Ciencias del Mar, y que es una exalumna de la carrera de Biología Marina.

Por último, ¿cuáles son los desafíos y proyecciones que tienes por delante como persona y profesional?

Llevo 38 años en la UCN, he recorrido un largo camino, pero es fascinante encontrar desafíos en este mundo cambiante. Ahora, me he estado dedicando a entregar mis experiencias a niñas y mujeres que están iniciando su camino en el área de las ciencias.

Me gusta hacer clases y estoy involucrada en la investigación de Sistemas de Producción Biointegrados; que pueden ser una buena alternativa en vista al cambio climático y la enorme escasez hídrica. Por otra parte, soy la presidenta del Comité de Ética Científica de la UCN de Coquimbo desde 2016, por lo que mis formaciones hoy en dia van en la línea de la Bioética, además, participo con entusiasmo del proyecto Science UP, del cual soy parte del eje de LPF desde 2020.

Finalmente, mi interés por abrir el camino a mujeres, que tal vez no han tenido el apoyo familiar que tuve yo, y oportunidades de formación, nació temprano en mi desempeño como docente de la UCN. Desde 2004 he participado en diversas reuniones de la APEC de mujeres. En 2005 fui socia fundadora de la Asociación de Mujeres Líderes A.G, integrada por profesionales y emprendedoras de La Serena y Coquimbo. En 2010 me adjudiqué un proyecto Explora “Mujeres en Ciencia de la Macrozona Norte” donde durante la jornada hubo invitadas de varias áreas científicas que dieron charlas e interactuaron con estudiantes de colegios y universidades regionales.

A pesar de los 10 mil kilómetros de distancia que separan Chile con Mozambique, Amirah sigue conectada con su país, sumándose a un grupo de talentosas mujeres de Mozambique que buscan que las nuevas generaciones no solo continúen con sus estudios, sino que también tratar de equilibrar las comunidades escolares, ya que hoy en día, por cada dos niños, hay una niña.

El cielo nocturno sin contaminación lumínica, a las afueras de la ciudad, motivó la curiosidad de Amirah Luna Izidine. A sus 15 años, en el Día de África, unos jóvenes expusieron sobre Astronomía en su colegio. Entre ellos estaba Dinelsa Machaieie, la primera doctora en esta disciplina de Mozambique. Este se transformó en un encuentro determinante para que Amirah escogiera quién quería ser en el futuro, ya que para llegar a ser Astrofísica, se convenció de venir a Chile.

Lamentablemente, la pandemia del Sars-Cov2 complicó sus planes. En las sucesivas cuarentenas, conoció a través de Facebook a divulgadoras y divulgadores, quienes la integraron a su grupo. Fue en este grupo donde dio sus primeros pasos en la investigación, tomando el nombre de “Detetives do cosmos”, grupo mozambiqueño que se sumó a las campañas de ciencia ciudadana de la “International Astronomical Search Collaboration”. Programa de Hardin-Simmons University, que les proporcionó información del Cinturón Principal de Asteroides, que los llevó a descubrir el cuerpo celeste rocoso “2021 TK43”, hallazgo corroborado en 2022 por la NASA.

En paralelo, comenzó en 2021 a estudiar Astronomía en la Universidad Andrés Bello (UNAB), como estudiante externa y en modalidad online. Sin embargo, por diversos motivos, no pudo oficializar su ingreso a la Universidad. Cuando estuvo a punto de rendirse y escoger otro país para estudiar, la Universidad de Santiago de Chile abrió la carrera de Astrofísica con mención en Ciencia de Datos, quienes analizaron su caso excepcional y la integraron a esta primera generación.

El camino no fue fácil, a pesar de sentirse afortunada por no sufrir los estereotipos de género aún presentes en su país. El esfuerzo de su madre ecuatoriana y su padre mozambiqueño, le permitieron acceder a una educación privada y no una pública, ya que en ésta última ella observaba la mayor brecha de género en Mozambique, realidad que no le es indiferente, integrándose a iniciativas que buscan revertir esta situación.

¿Las niñas tienen dificultades para estudiar ciencias en tu país?

Es difícil hablar de sesgos en la ciencia si a las niñas ni siquiera se les da la oportunidad de seguir sus estudios. Hay muchas que siguen en la educación secundaria, cuando a esa edad deberían estar en estudios superiores. Esto es porque se casan más temprano o porque tienen hijos o porque sus papás creen que deben estar en casa ayudando o en la misma agricultura. Entonces hay muchas problemáticas que hacen que particularmente las niñas no sigan sus estudios universitarios.

A nivel nacional, hay casi el doble de niños que niñas en la escuela. Esto se debe a la percepción de que los hombres son los que trabajan, son quienes deben contribuir a la parte económica en la familia y en la sociedad.

Hemos avanzado un montón considerando que nuestro país es nuevo, ni 50 años tenemos de independencia, pero el gobierno debe implementar acciones. Necesita erradicar este pensamiento retrógrado, transmitido de generación en generación, para que las niñas tengan una educación continua, inclusiva y de calidad, para poder ahí hablar de las niñas en ciencias. 

Si no tienen la oportunidad de estudiar, menos de elegir dedicarse a la ciencia

Claro, hay mucho que hacer. Hoy existe un programa llamado Girl Move Academy,  que ganó un premio de la UNESCO por promover la educación y el liderazgo femenino en Mozambique. Es como un intercambio. Yo, por ejemplo, recibí el curso Rise & Shine, en el cual participaron alrededor de 4000 mujeres más. Ahora me siento preparada y con herramientas para motivar a las generaciones futuras a estudiar.

Una actividad obligatoria del curso fue generar un círculo, que significaba buscar niñas más pequeñas que tú y mostrarles realmente qué es la educación, el por qué están yendo a la escuela, para que no lo hagan por obligación, sino por cuán lejos las puede llevar. Yo escogí niñas de 12 a 13 años, porque según estudios, es ahí cuando las niñas comienzan a perder la confianza, sienten que no son capaces y, por ende, terminan no estudiando lo que les gusta. La brecha de género en ámbitos científicos dice que comienza ahí, en la época en que mi país ellas comienzan la secundaria.

Participar de este programa fue una experiencia muy bonita. Nos presentamos, contamos nuestras historias y les dije que no estaba allá, sino que estudiando en Chile. Eso también es importante. Las niñas se quedaron muy interesadas y con ganas de aprender. Es muy gratificante estar contribuyendo al fortalecimiento de las niñas de mi país.

Es muy interesante que quieras tener un impacto positivo, como el que tuvo la Dra. Dinelsa Machaieie a tus 15 años

Ella fue un modelo a seguir. El hecho de que yo la conociera a los 15 años tuvo un gran impacto en mí y creo que lo va a seguir siendo. Es la primera persona haciendo esto. Me hizo pensar “si ella ha llegado tan lejos, yo también puedo”.

No es por nada que yo escogí niñas cercanas a esa edad, con el objetivo principal claramente de la educación, pero le puse mi toque, que es el lado científico. Les pregunté si ya sabían que quieren ser de grandes y una me dijo que quería ser médica y otra arquitecta. Siento que es porque en Mozambique no se conocen las carreras que existen en el mundo el día de hoy, solo las más conocidas. También trato de transmitirles esta realidad, mostrarles las oportunidades que tienen y los mil caminos posibles que pueden tomar y ofrece la ciencia.  

Entrevista serie “Nuevas Autoridades PUCV”

Tras ser decana de la Facultad de Ciencias Agronómicas y de los Alimentos, la vicerrectora Besoain busca impulsar el emprendimiento, la innovación y la participación femenina en carreras STEM desde su nuevo cargo en VINCI PUCV.

Actualmente la Dra. Ximena Besoain se desempeña como vicerrectora de Investigación, Creación e Innovación PUCV, cargo que asumió el año pasado tras la asunción del rector Nelson Vásquez y con ello integra el nuevo equipo de gobierno superior de Rectoría.

Ximena Besoain, además de ser ingeniera agrónoma, es magíster en Ciencias Agropecuarias y doctora en Fitopatología, con una vasta experiencia en el área científica y académica, lo que le ha permitido liderar diversos proyectos.

Como representante de Rectoría PUCV en el Consorcio, ¿cuáles son los desafíos que tiene VINCI PUCV respecto a su vínculo con el Consorcio Science Up?

Los principales desafíos para Science Up es lograr implementar los minor en las diferentes universidades que componen Science Up; continuar respaldando proyectos de Innovación; apoyar el día del “Encuentro de Investigación en la PUCV” que se enlaza con otro proyecto que apoya nuestra vicerrectoría referente a innovación en el modelo educativo en nuestra universidad, que es el “Proyecto UCV19101”.Además, promover y visibilizar la participación femenina en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y en este sentido coordinar esfuerzos con la Dirección de Género recientemente creada en nuestra universidad dependiente de la Vicerrectoría de Desarrollo.

Continuar estrechando lazos con la Universidad de Santiago de Chile (USACH) y la Universidad Católica del Norte (UCN) con actividades como workshops o talleres efectuados por las tres universidades. Recientemente se efectuó en el mes de enero un taller con actividades en Viña del Mar y Curauma, organizado por Luis Mercado, director ejecutivo de este proyecto, actividad que permitió estrechar lazos, sortear dificultades y proponer mejoras al proyecto.

¿Cuál cree que es el mayor aporte del Consorcio Science UP a la PUCV?

Considero que es introducir la generación de competencias de innovación y emprendimiento (i+e) y transferencia de conocimiento en los programas curriculares de las ciencias, especialmente los institutos asociados a la Facultad de Ciencias como los institutos de Biología, Física, Química y Matemáticas. Es crucial para los futuros profesionales e investigadores que se forman en nuestra universidad. Además, es muy importante el apoyo que se está realizando a estudiantes de pre y postgrado de estas disciplinas proporcionando infraestructura y fortaleciendo la vinculación con el entorno.

¿Qué proyecciones tiene para el Consorcio Science Up durante 2023?

Durante este año se debiese terminar la preparación de un minor i+e en nuestra universidad, el que se está diseñando en forma simultánea con las otras dos universidades que integran este proyecto, USACH y UCN y nuestra universidad que lidera este proceso. Este minor tributa al objetivo de incorporar competencias de Innovación y Emprendimiento en estudiantes de ciencias de nuestra universidad.

¿Cuál es su visión respecto a que estudiantes de pregrado y posgrado estén desarrollando emprendimientos de base científica-tecnológica con el programa Growing Up?

Este aspecto es fundamental, durante el año pasado se realizó el concurso para estudiantes emprendedores y en estos momentos ellos están ejecutando sus proyectos.

El apoyo que está realizando Science Up es crucial para lograr que los estudiantes se conecten desde la etapa de pregrado o postgrado con el emprendimiento. Esto logrará insertar en ellos o ellas la importancia de la innovación y el emprendimiento tanto para nuestro país como para su desarrollo personal.

El proyecto de Roberto Bastías, Kiwiphage, luego de diez años, firmó el contrato de licencia de transferencia con la empresa Agroadvance. Desde su punto de vista, ¿de qué forma el Consorcio y la PUCV pueden fomentar a que más académicos se motiven a realizar proyectos como este?

El proyecto de académicos como el caso del profesor Roberto Bastías, sin lugar a duda es un proyecto exitoso de transferencia tecnológica. En este sentido, la Dirección de Investigación (DI) apoyó el trabajo inicial de esta innovación, luego la Dirección de Innovación (Di+e) apoyó el desarrollo de dos proyectos FONDEF en donde la Oficina de Transferencia Tecnológica (OTL) y Science Up contribuyeron en la protección de esta nueva tecnología y las etapas que involucró todo el proceso de transferencia tecnológica.

Primero mostrar este trabajo es un buen incentivo y también comprender que las buenas ideas que surgen del trabajo científico y que generan tecnología (sobre todo sustentables) saldrán adelante no sin una buena cuota de perseverancia y liderazgo. Sin lugar a dudas el trabajo es arduo, pero cuenta con el apoyo de VINCI en sus diferentes etapas y desde ya incentivo a otros investigadores e investigadoras a enfrentar estos desafíos. Además, en Science Up fue un colaborador determinante a través de su programa de rápida implementación, en alcanzar la cercanía de la tecnología al mercado.

Entrevista serie “Nuevas Autoridades PUCV”

Durante el 2023, Mercado buscará impulsar la vinculación con ex-alumnos de las universidades adscritas y concretar la habilitación de salas creativas en el Campus Curauma.

Luis Mercado es Doctor en Bioquímica y Biología Molecular, Magíster en Ciencias Microbiológicas y académico de la Facultad de Ciencias de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV). Actualmente se desempeña como director ejecutivo del Consorcio Science Up, cargo que asumió a comienzos del año 2022.

Además, el Dr. Luis Mercado dirige la Dirección de Investigación de la VINCI PUCV, donde lidera diversos proyectos que buscan impulsar y divulgar una cultura de investigación, mediante programas de postgrado y centros de investigación dedicados a ello.

¿Cuál cree que es el mayor aporte de Science Up a los estudiantes de las universidades adscritas (PUCV, USACH, UCN)?

Science Up es un Consorcio para la implementación de programas formativos en innovación y emprendimiento con base científica-tecnológica, por lo tanto, el mayor aporte a los estudiantes es un enriquecimiento en su formación profesional.

La investigación aplicada constituye un compromiso de la Universidad con la sociedad, por tanto, las investigaciones al interior de nuestras instituciones que aún no se resuelven, pierden valor. Entonces, implementar programas de formación en innovación y emprendimiento (i+e), mejorará las capacidades de nuestros alumnos para insertarse de mejor manera en el mundo laboral y productivo.

¿Cuál es su visión respecto a que estudiantes de pregrado y posgrado estén desarrollando emprendimientos de base científica-tecnológica con el programa “Growing Up: Cuéntanos tu idea”?

Es muy positivo, les estamos dando herramientas para encauzar de forma seria y rigurosa sus ideas innovadoras, para materializar propuestas concretas y muy bien estructuradas.

Para innovar se requiere un conocimiento de base, que permite proponer aplicaciones de utilidad en la resolución de problemas, pero estas aplicaciones deben seguir una ruta rigurosa de argumentación, es decir, el aprendizaje del lenguaje y la comunicación con el sector productivo. Así como conocer las fuentes de financiamiento más pertinentes para alcanzar las metas propuestas. 

¿Cuál cree que es la clave para incentivar el emprendimiento de base científico-tecnológica en estudiantes de pregrado y postgrado?

Desde una perspectiva muy personal, creo que hay que desarrollar la creatividad en los estudiantes, se debe superar la forma de enseñar basada en la repetición de contenidos.

La base teórica es fundamental, pero se debe dar un paso más; el de la aplicación, el de visualizar cómo la ciencia ha contribuido a la sociedad, al entorno y a la vida de las personas. Hay que enseñar referentes, ejemplos de innovaciones exitosas, y emprendimientos que han acertado, esto desde soluciones sencillas hasta las más complejas.

El proyecto de Roberto Bastías, Kiwiphage, fue parte del Programa de Rápida Implementación de Science Up y recientemente firmó el contrato de licencia de transferencia con la empresa Agroadvance. ¿Cuál cree que es el rol del Consorcio en proyectos investigativos como este y qué esperan lograr a futuro? ¿Cómo se puede incentivar a la investigación en académicos/as?

El rol del consorcio es precisamente otorgar apoyos concretos, en este caso la investigación ya llevaba años de desarrollo y se requería apoyos concretos en la implementación de su aplicación. Entonces, el desafío es impulsar la búsqueda en nuestras universidades de investigaciones con un nivel avanzado de desarrollo, y acompañar en sus fases finales de implementación. Este es un momento clave para consolidar convenios o contratos con las empresas.

¿Existen alianzas/convenios de colaboración que esperan concretar a futuro?

Un trabajo que es muy atractivo de desarrollar y que está en la agenda de Science Up es la vinculación con ex-alumnos de nuestras universidades que han desarrollado innovación y/o emprendimientos.

Queremos vincularnos, invitarlos y establecer programas formativos con los actuales estudiantes, para que conozcan casos exitosos, su recorrido, sus errores y aciertos. Además, podremos establecer relaciones recíprocas entre las universidades y sus empresas o innovaciones.

¿Qué proyecciones tiene para el Consorcio Science Up durante 2023?

El 2023 es un año de ir consolidando resultados y compromisos. Cada uno de los tres pilares del Consorcio, ya posee avances significativos. Destacamos el perfil de competencias para la implementación del minor consorciado en innovación y emprendimiento, la selección de proyectos de innovación de los estudiantes, los apoyos concretos a académicos para ejecutar sus ideas de base científica tecnológica, y la actualización de las huellas de género en nuestras instituciones.

Este año, además, esperamos contar con espacios habilitados como salas creativas para la formación de innovadores.

Entrevista

La coordinadora del Eje de Armonización Curricular de la iniciativa Science Up, Consorcio Ciencia 2030; reflexiona sobre lo que la llevó a ser una investigadora en matemática, rescatando una infancia con pocas diferencias de género y el efecto del liderazgo en su formación.

¿Cómo es una mujer científica? Una pregunta que traía una serie de estereotipos a los compañeros universitarios de la Dra. Galina García Mokina, desde una personalidad tímida y aburrida hasta el cuestionamiento de si siquiera existen. Una imagen que no calzaba con ella, una líder alegre y sin miedo a hablar en público. Cualidades que hoy son muy importantes para su actual cargo en la Facultad de Ciencia de la Universidad de Santiago de Chile: Vicedecana de Docencia.

¿Cuándo surgió su interés por la ciencia?

Desde muy chiquita tenía definido que me gustaba la matemática y la física. Mis padres son ingenieros y siempre cultivaron mi amor por la ciencia. En la escuela también, donde veían mi potencial y me daban la opción de participar en muchas actividades extracurriculares. Así empecé a ir a las olimpiadas.

¿Le gustaban las competencias?

Más bien tener buenos resultados. A mis amigas y a mí nos iba bien académicamente y éramos responsables, pero también alegres y sin miedo a hablar en público, entonces siempre nos elegían para todo, incluso para representar al colegio. Nosotros desde la primaria votamos para elegir a un Jefe de escuela, un Jefe de estudios y uno de actividades; los que recibían capacitaciones. Mi grupo siempre salía elegido.

¿Había una figura femenina que la haya influido?

Para mí siempre fue mi mamá. Ella me apoyaba en todo y me incentivaba a entrar a colegios especializados, como el Preuniversitario de Ciencias Exactas, durante los estudios de media. Para entrar a este colegio había que pasar por unas pruebas e ir a unas escuelas de verano, las que eran parte de un programa en el cual cada municipalidad preparaba a un grupo de estudiantes para entrar a ese colegio. Luego se hizo una selección y solo una amiga mía y yo fuimos escogidas. Lo bueno es que, gracias a la buena preparación que obtuvimos en este colegio, entrar a la universidad y, en particular el primer año, fueron fáciles para nosotras.

¿Habían diferencias en torno al género?

En la universidad tal vez. Entré a licenciatura en Física y cada vez que decíamos qué estudiábamos nos decían “¿están seguras?”, como diciéndonos “no puede ser”. Es que éramos alegres y divertidas, y tal vez  creían que los físicos eran aburridos. Además todos pensaban que era una carrera muy difícil para nosotras. Nos miraban y decían “están locas” o “ustedes no van a terminar”.

Pero en lo demás, nunca sentí que un profesor hiciera diferencias, como “si eres niña no vas aquí”. Todos competíamos por igual. Eso sí, en un comienzo entramos muchas y luego quedamos muy pocas, aunque también desertaron hombres. Es que era una carrera dura.

¿Tal vez los roles de lo femenino y lo masculino en Cuba son más paritarios?

Yo creo que sí. Diferencias de salario no hay. Saliendo de la universidad tenemos dos años para pagar la carrera y todos tienen el mismo salario, no importa si eres hombre o mujer. Además, allá todo el mundo trabaja, la mujer tiene seis meses de postnatal y luego tiene que volver a trabajar, porque hay lugares donde cuidan a los niños desde muy pequeños y así apoyan a las mamás en su regreso  al trabajo.

¿Las tareas domésticas se compartían?

En mi casa sí, cada uno tenía sus responsabilidades. Por ejemplo, mi padre era militar y tenía menos tiempo en la casa, pero cuando llegaba tenía que estudiar con nosotras, acostarnos para dormir, en las mañanas llevarnos al colegio, etc. Todo dividido.

¿Cuándo y por qué comenzó su investigación en matemática?

Cuando terminé mi carrera trabajé en el Instituto de Oceanografía en investigación, pero tenía ganas de más. Los postgrados en Cuba cubren muy pocas áreas, así que era difícil. Una amiga que fue a Chile a una escuela de verano me habló de un doctorado en matemáticas y me pareció interesante, pensé que yo siendo física podría hacerlo. Postulé y así llegué.

Cuando uno llega a Chile hace muchos cursos y ahí va viendo que es lo que más le gusta. Como yo venía de la física me gustaba lo aplicado y así me especialicé en teoría de control en ecuaciones diferenciales, así como en problemas inversos, que en palabras simples, es cuando en un modelo conocemos las ecuaciones pero no las condiciones iniciales o las fuerzas que actúan sobre el sistema, y el objetivo es, usando mediciones posteriores del estado, poder recuperar esos datos inicialmente desconocidos. 

Sobre el Día Internacional de la Mujer Matemática, ¿por qué cree que es importante celebrar?

Que por primera vez se tenga una ganadora de la Medalla Fields (la matemática Maryam Mirzakhanies, en 2014) es un logro que hay que celebrar. Para nosotras este tipo de conmemoraciones son súper importantes, porque nos visibilizan. Es una manera de decir que existen mujeres matemáticas y estamos contribuyendo. Pero no es un desafío de un día, es diario.

Desde la armonización curricular hay iniciativas para visibilizar el trabajo de las mujeres a través de las mallas, proponiendo cursos que tengan de forma transversal este objetivo. Pero no solo tiene que estar en la malla, sino también en acciones fuera del aula que nos ayuden a cambiar culturalmente, como modificaciones en nuestra forma de comunicar.

En colaboración del Eje de Liderazgo y Participación Femenina, gestamos el documento “Recomendaciones para el uso de un lenguaje no sexista”, el cual buscamos que ayude a cambiar actitudes, para que también se refleje la incorporación de la perspectiva de género en nuestro lenguaje.