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Dra. Paola Arias, física de la USACH: “la clave está en el cambio de mentalidad”

“Hay que impulsar ciertos cambios de mentalidad, que van a llevar tiempo. Se deben levantar las iniciativas necesarias para que hoy las mujeres no abandonen su investigación por falta de oportunidades, pero también hay que conversar bastante, pues la clave está en el cambio de mentalidad”, reflexiona.

Por Lorena Jiménez U., periodista.

Como la mayoría de la comunidad científica, su interés por la ciencia empezó en la niñez, donde las matemáticas eran una fuente de diversión. Al conocer la Física todos esos cálculos abstractos tuvieron sentido, y como unos lentes, le permitió responder esas preguntas que la invadían: ¿por qué al arrojar una moneda, ésta cae en un lugar y no en otro? O ¿por qué el cielo es azul? Sin embargo, necesitó un poco más que eso para volverse académica.

La Dra. Paola Arias estudia Física de Altas Energías, área que explora la física más allá de lo estándar, como la Materia Oscura, cuya prueba de su existencia es por ahora puramente gravitacional, pero no sabemos de qué está compuesta. Justamente, eso indaga a través de la observación de partículas subatómicas, algunas muy pesadas y otras muy livianas. Esos anteojos que obtuvo de niña ahora los usa para responder preguntas cada vez más grandes. 

El momento de inflexión que la llevó a transformarse en física teórica está en sus estudios en Ingeniería Física en la misma casa de estudios donde ahora es académica, la Universidad de Santiago de Chile, período de su vida en el cual no imaginaba que realizaría un doctorado y menos aún que seguiría una carrera científica.

“El punto en que dije ‘no quiero ser ingeniera, quiero seguir estudiando Física’ fue el curso de mecánica clásica que dicta Mikhail Plyushchay. Mientras se escuchaban tambores y a la gente carreteando, nosotros seguíamos en clases a las 10 de la noche, pero no obligados, sino cautivados. Pensé ‘no puedo ahora seguir ingeniería, lo mío está por acá’, y decidí que era algo que quería hacer de por vida”, recuerda. 

Luego de obtener su licenciatura en Física Aplicada, inmediatamente comenzó su doctorado en su alma máter, luego su postdoctorado en Deutsches Elektronen Synchrotron (DESY) en Alemania. Volvió a Chile para desarrollar su Fondecyt de Iniciación en “Física Fundamental a Bajas Energías” y después su Fondecyt Regular en la Usach “Buscando las huellas del sector oscuro”. Carrera que da cuenta de su pasión. 

Para ella, lo primordial para que alguien se dedique a la física es que le otorgue felicidad, “porque hay que dedicarle mucho tiempo, sino lo vas a pasar pésimo. Yo diría que al menos hay que tener una curiosidad tan amplia que no te permita hacer muchas otras cosas y te enfoques en eso. A mí me obsesiona mucho y eso me ayuda a enfocarme, pero de una forma sana, porque por supuesto que también hay obsesiones que no lo son”.

Cambios de mentalidad que llevan tiempo

Para Paola, el liderazgo vino de la mano con la academia. Con una personalidad tímida e introvertida, señala que no se encontró con ese desafío hasta que las labores docentes y administrativas llegaron. No obstante, supo salir del paso utilizando las herramientas que le habían ayudado en la investigación: el rigor en búsqueda de respuestas ahora orientado a las soluciones, pero también su infinita curiosidad.

“Creo que me fui metiendo en cosas de liderazgo debido a mi manera de ser, cómo llegar a buen puerto luego. También me ha tocado liderar grupos de investigación y tener estudiantes a cargo que han querido hacer sus tesis conmigo. Eso es una responsabilidad que me halaga mucho, porque siento que refleja mi pasión por los temas que enseño, que los hace confiar en que los puedo guiar de una forma exitosa”, expresa.

Cuando se habla del liderazgo femenino, ella observa que la mayoría de las investigadoras están en cargos administrativos, ante lo que medita. Señala que hay un cierto nivel de masculinización impuesto, el que atribuye al diseño de la academia, hecho por hombres para hombres, lo que merma en el desarrollo científico.

“Todos quieren poner a una mujer en cargos administrativos, porque nunca dicen que no (se ríe), son muy proactivas para trabajar, para cooperar, etc. Pero eso siempre va en desmedro de su carrera como investigadora, siempre. Entonces, ¿qué apoyo les estamos dando a esas mujeres? No digo que no hagan esas labores, está súper bien que las desarrollen, pero apoyémoslas para que no dejen de lado su investigación”, rescata.

Plantea que hay que incorporar esta dedicación a las rúbricas de evaluación de postulación a fondos de investigación, entre otros mecanismos. Pero no solo se trata de soluciones, señala, pues es un tema del cual hay mucho por conversar y analizar. En paralelo a estas acciones, debe haber una reflexión profunda que apunte a un futuro más equitativo.  

“Hay que impulsar ciertos cambios de mentalidad, que van a llevar tiempo. Se deben levantar las iniciativas necesarias para que hoy las mujeres no abandonen su investigación por falta de oportunidades, pero también hay que conversar bastante, pues la clave está en el cambio de mentalidad”, reflexiona.

Pero a pesar de esta incertidumbre que implica esta interseccionalidad entre ser mujer e investigar, ella es optimista y dice que no hay que bajar los brazos, consejo que da no solo a las estudiantes, si no también a sus mentores y mentoras, personas fundamentales para su desarrollo. 

“No hay que sentirse menos, hay que confiar en las capacidades propias. La vida me ha enseñado, que cuando se trabaja duro y se hacen bien las cosas, las oportunidades aparecen, aparecen y aparecen. No voy a negar que el camino es difícil, pero muy lindo, libre y creativo. Mi consejo es atreverse, confiar y como me decía mi tutor de tesis, darle vuelta a la manivela y echarle pa’ delante”, finaliza.